Así como ocurre con otros barrios de Avellaneda, parece que las cámaras de seguridad del municipio o no funcionan o nadie las controla, porque resulta inexplicable la ola de robos que ocurren en Avellaneda Centro sin que se registren detenciones o prevención.

Las calles tienen la presencia de gente que no debería estar como lo son los «trapitos» que incumplen la cuarentena y suelen reunirse con «amigos» que no se sabe a qué se dedican, curiosamente en las cuadras donde estos supuestamente «cuidan» autos se denuncian delitos de hurtos y robos.

La comisaría 1ra viene con una notable baja en la estadística policial, a meses del regreso del Subcomisario Couseiro, hoy a cargo de la comisaría, su trabajo deja mucho que desear y salvo dos allanamientos para la estadística, todo es negativo.

El delito ha crecido y aunque ya varios estudios sociales han revelado que existe una baja en la edad de los delincuentes, todo se vincula con el consumo de drogas, en Avellaneda circulan miles de kilos de droga a diario, pero en los allanamientos los secuestros suelen ser irrisorios, cuando no terminan siendo anulados por algún tecnicismo. Vaya uno a saber los motivos por los que trabaja tan mal la UFI 4 de Avellaneda, temática en drogas y a policía.

A las quejas de vecinos y comerciantes de otros barrios se suman las de vecinos de Avellaneda Centro, uno de los blancos preferidos de los delincuentes son los repartidores o delivery, dicen que la policía no da respuestas.

Los responsables a no olvidar, son el intendente Jorge Ferraresi, su secretaria de seguridad Mónica Ghirelli, subsecretario de seguridad Marcelo Rey, Jefe de estación de policía Comisario Inspector Gregorio Martínez.

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