Un estudio elaborado con datos de institutos de enseñanza privados de la provincia de Buenos Aires revela que durante este año, el 43 por ciento de los establecimientos fueron escenario de hechos de violencia psicológica, física o a través de redes sociales que involucraron a los alumnos.
El 63 por ciento de esos incidentes estuvieron protagonizados por secundarios que van entre 12 y 17 años, un indicador que para los especialistas es otra secuela de los cambios de comportamiento tras la pandemia de Covid-19 y la cuarentena.
El trabajo fue realizado por la Asociación de Instituciones de Enseñanza Privada de Buenos Aires (AIEPBA) que agrupa a más de 2.300 establecimientos en busca de respuestas institucionales a las situaciones derivadas de la violencia juvenil en ámbitos educativos.
“Ingresar a la adolescencia significa transitar un camino de crecimiento y desarrollo hacia la madurez. Es un pasaje colmado de nuevas experiencias, con cambios físicos, psicológicos y sociales. Muchas veces, es en el ámbito educativo donde las y los jóvenes encuentran un espacio para volcar esas vivencias de manera espontánea y “sin filtro”, explicaron expertos de AIEPBA.
En ese sentido, el confinamiento fue una interrupción inesperada en esa contención y los alumnos tuvieron que adaptarse a nuevas modalidades de estudio y ocio virtual, atravesar el consumo desmedido a diario de noticias relacionadas con la enfermedad y la muerte, así como sentirse afectados por la falta del contacto cercano con sus pares y sus educadores.
El retorno a las aulas
AIEPBA puso de relieve que el retorno a la presencialidad en las aulas el nivel de intervención de los Equipos de Orientación Escolar aumentó aproximadamente un 40 por ciento debido a situaciones conflictivas entre pares o situaciones de angustia de adolescentes, entre otras manifestaciones.
“Los equipos de orientadores escolares detectan a los conflictos, los trabajan y realizan un seguimiento posterior para analizar tareas preventivas y ver qué acciones se pueden hacer desde la escuela. Muchas veces cuando los detectamos, llamamos a los padres y ellos tienen dificultades para asumirlo y para reconocer el problema de sus hijos. Por eso buscamos formas de integrarlos en talleres para padres. Buscamos que reflexionen sobre los motivos que llevaron a estas situaciones, a los niños y a las familias”, explicó Mara Loureiro, orientadora de aprendizajes y psicopedagoga del Colegio Sendas Verdes de Almirante Brown.
Los especialistas detectaron que en las aulas hay más casos de depresión, trastornos de ansiedad, fobias, desórdenes alimentarios, ataques de pánico y autolesiones, que aunque son detectadas fuera del ámbito escolar repercuten een las aulas.
El trabajo de investigación se hizo sobre la base de un cuestionario completado durante julio y agosto que fue respondido por 352 instituciones de las cuales 152 aseguraron que tuvieron la necesidad de intervenir por al menos una situación violenta (43%). En 96 de esos casos estuvieron involucrados alumnos de la secundaria.
Además, detalla que 100 episodios se registraron por discusiones o controversias “entre pares”; 20 fueron de “padres con alumnos”; otros 20 de “alumnos a docentes” y 12 “padres con docentes”.
El 60 por ciento de las situaciones (98 casos) se registraron bajo la categoría de “violencia con insultos y agravios”; el 23% a través de las redes sociales que terminaron de manera conflictiva dentro del aula y en el 20 por ciento de los casos hubo agresiones físicas.
Otros estudios a nivel regional, ubican a la Argentina por sobre el resto de los países en cuanto a la problemática de violencia escolar.