Estuvo veinte años casado hasta que decidió dar el cambio trascendental que su cónyuge aceptó, pero ahora y pese a que tiene DNI con su nueva identidad femenina, no le modifican su nombre en el certificado de casamiento.
Tras 20 años de matrimonio, un abogado decidió cambiar de género, convertirse en mujer y seguir el vínculo filial con su esposa. Aunque la pareja vivió momentos de confusión y tensión, la historia de amor continuó y se afianzó con el tiempo.
Pero ahora un revés burocrático les dificulta el camino para continuar su vida: el Registro Civil porteño se niega a cambiar el nombre del cónyuge del acta de casamiento -un trámite necesario para gestiones ante la obra social, por ejemplo- pese a que cuenta con el DNI con su nueva identidad y asegura estar amparado por la Ley de Diversidad Sexual.
Con su nueva identidad, Analía Pasantino, de 46 años, desea continuar su matrimonio con Silvia Mauro, de 46, con quien la une un vínculo afectivo de casi tres décadas.
Es que la historia de una y otra reconoce que se casaron en 1994 como una pareja heterosexual pero a lo largo de la convivencia, el marido decidió cambiar su género.
Silvia no tuvo reparos y aceptó la decisión de quien era su esposo, hoy Analía, y fue así que obtuvo su documento y su credencial profesional del Colegio de Abogados de Lomas de Zamora, ya con su identidad femenina
Aunque Analía y Silvia trabajan en el distrito del Sur del Conurbano e integran la Comisión de Derechos Humanos del colegio profesional, viven en el barrio porteño de Caballito.
Sin embargo, no todo fue color de rosas ni sencillo para la pareja en la su segunda versión: cuando fueron a tramitar la «rectificación» del acta de matrimonio en el Registro Civil de la calle Uruguay, les rechazaron la enmienda.
Cuesta arriba
«No les quieren modificar el acta de matrimonio, les sugirieron que se divorciaran y se casaran otra vez», contó la abogada Valeria Carreras, letrada que patrocina al matrimonio trans.
Con los años Analía adoptó una fisonomía de mujer y pese a los vaivenes de toda relación continúa su vínculo con Silvia, con quien había compartido un noviazgo de largos 8 años.
«Se conocen de chicos. Y todo iba bien hasta que en un trámite en la obra social les pidieron cambiar el acta de matrimonio. Por eso fueron al Registro Civil. Pero el 26 de abril de 2013 rechazaron la petición y desde entonces estamos batallando», remarcó Carreras.
El pedido de rectificación de nombre y sexo, según la letrada, está contemplado en el artículo 7 de la Ley de Diversidad Sexual e Identidad de Género.
«Son las mismas partes del acta y una de ellas, con el mismo número de DNI, pide cambiar el nombre. Y la ley dice que no debe ponerse obstáculos a la persona que desee modificar su identidad sexual -no exige el cambio fisiológico-, que debe ser gratuito y no debe requerir gestores ni abogados», remarcó la abogada.
En ese sentido, la letrada también manifestó que el cambio de identidad «no modificará su derecho de familia», a la vez que hizo hincapié en que «el Registro Civil porteño desoye una ley nacional».
Tras recibir la resolución del organismo porteño -que «estima corresponde que se deniegue la solicitud de rectificación» de nombre y sexo del acta-, la pareja recurrirá a la justicia. para ver solucionada su situación. «Vamos a presentar una acción declarativa en un juzgado en lo Contencioso Administrativo de Buenos Aires» para que se revea la medida, concluyó la letrada consultada.
Mientras tanto, Analía y Silvia afrontan esta complicación administrativa que, sin embargo, no obstaculice la relación que sostienen desde hace casi treinta años en la que como reconocen las protagonistas de esta historia, debieron sortear desde el amor distintas instancias propias de cada pareja pero, en particular, muchos cambios.
Fuente: Diario Popular