Una madre se disfrazó para atrapar al asesino de su hijo y ahora ella y su familia reciben amenazas

Josefina es una mujer como cualquier otra. Pero el dolor por la pérdida de su hijo, asesinado de cinco balazos por delincuentes en una plaza de Merlo, la llevó hasta las últimas consecuencias para conseguir justicia.

Como la investigación no avanzaba, ella misma se encargó de seguir las pistas de los asesinos, al punto que llegó a disfrazarse (hasta con pelucas) y logró ubicar a uno de los malvivientes en una bailanta de Rafael Castillo. El sujeto fue detenido, y la mujer ahora lucha para que también encarcelen al segundo agresor.

Carlos Nelson de la Cruz tenía apenas 21 años cuando, en compañía de su hermano Diego y varios amigos, fueron abordados por una patota delictiva, que comenzó a increparlos y golpearlos. El joven intentó frenar la agresión, pero como respuesta recibió cinco balazos, que terminaron con su vida de la peor manera.

Los delincuentes se mantuvieron prófugos durante meses, en medio de una investigación que no lograba ubicar a los sujetos. Por ello, la madre de Carlos optó por salir a la calle, apelando a métodos increíbles. Así, se metió en el mundo de las bailantas, donde fue recogiendo información que le permitió encontrar a uno de los agresores, logrando su detención.

Buscando información

Josefina contó los detalles de la historia al diario El1 de la Universidad de La Matanza, precisando que la noche del 17 de agosto de 2009, se puso una peluca y le pidió a un remisero que la llevara a Las Vegas, una concurrida bailanta en Rafael Castillo.

Es que, tras caminar la calle durante semanas, a la mujer finalmente le habían pasado el dato de que un joven identificado como Emanuel Avila, sospechoso de participar en el crimen de su hijo Carlos, era un cliente asiduo del mencionado salón bailable.

Hasta allí fue, con vestimenta de noche y una peluca para no llamar la atención. Al ingresar al boliche, Josefina vio al sujeto. “Las lágrimas me inundaron los ojos, pero me mantuve firme”, contó la mujer, agregando que el muchacho no la reconoció, por lo que ella aprovechó y llamó a los efectivos policiales que custodiaban el lugar.

El grupo de policías intervino de inmediato, pero el sujeto logró escapar por una ventana del boliche. A pesar de esto, con el sospechoso ya identificado, la Justicia terminó por atrapar al joven en su casa, tres días después del incidente en la bailanta.

Carlos era el hijo mayor de Josefina. A pesar del tiempo transcurrido, el dolor por la pérdida continúa. “La noche del asesinato estaba con su hermano y tres chicos más, tranquilo, como cualquier hijo de vecino. Empezaron a insultarlos y Carlos quiso defender a su hermano, Diego, que había recibido un golpe en la boca. Avila sacó el revólver y comenzó a disparar. Fueron cinco balazos”, recordó la madre.

Pero del hecho participó otro joven, que de acuerdo a lo que averiguó Josefina también gatilló. “Se llama Rodrigo Fernández y está prófugo. El mes que viene comienza el juicio contra Avila, yo espero que se haga justicia. Pero el otro sigue suelto y nos amenaza de manera constante”, dijo la mujer.
“A mi otro hijo, que vio todo y sabe cómo fue el ataque, lo tienen amenazado. Le tiran papelitos intimidatorios por la puerta. ‘Callate porque vas a terminar como tu hermano’, le escribieron. A mí ya me mataron un hijo, no quiero que le pase lo mismo a Diego. Por eso sigo luchando, por justicia. Ahora viene el juicio y el segundo sigue libre”, explicó.

Josefina, tuvo que hacer un esfuerzo enorme por la falta de respuestas del estado que nada había hecho por dar con estos asesinos, incluso perdió su trabajo mientras estos criminales viven sus vidas sin preocupaciones o privaciones, es hora de que el Estado le de a esta mujer la tranquilidad de ocuparse en detener al prófugo y que esta mujer pueda rehacer su vida.

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