Dios vomita a los tibios

Hay sentimientos en la persona que se pueden llamar conformistas, mediocres, tibios. Por ejemplo: el joven que piensa: “me conformo con aprobar, no me quiero complicar la vida”; el que recurre con frecuencia a la expresión: “somos humanos”, para justificar con esa frase su pereza, el conformismo, la rutina al obrar; también quien se  refugia…