Rosario: Mujer amenazada por narcos pidió al Estado un arma para defenderse

Marta-Maidana  Se trata de Marta Maidana, quien vive un calvario desde que decidió enfrentarse a los narcotraficantes de su barrio. Ya le mataron a la nuera, atacaron a su marido y el jueves le pegaron cuatro tiros a su hijo. «Que me den un arma para defenderme», pidió.

Marta Maidana es abuela y madre, y vive en una villa de emergencia a junto a una vía en el oeste de Rosario. Tiene cuatro hijos y desde hace varios meses, desde que decidió denunciar a una banda narco de su barrio, su vida se convirtió en una verdadera tortura.

En julio se supo que le quisieron matar a su hijo, pero los disparos se cobraron la vida de su nuera y lastimaron a su esposo. También se metieron con su sobrino de 14 años, quien recibió un tiro en la ingle.

En aquel entonces, Marta no dudó en decir que la ola de venganza en su contra no terminaría allí y que sería ella la próxima víctima. Y en algo no se equivocó: los narcos siguieron buscando la forma de golpearla y lo consiguieron. El jueves pasado, a plena luz del día, acribillaron a su hijo mayor, de 24 años. Le pegaron cuatro balazos cuando se dirigía a su trabajo. El joven está internado y su estado es grave.
Pese a las advertencias y a las denuncias, Marta se siente sola en esta lucha y desprotegida. Luego de dejar la fiscalía de homicidios, se mostró indignada ante la falta de respuesta de quienes tienen que garantizarle justicia y protección.
Maidana dijo que la «película de terror no tiene fin». «¿Van a esperar que nos maten a todos para actuar, para hacer algo?, se preguntó. «Hicimos mil denuncias, saben quiénes son y nadie hace nada. Es insólito. Si se van a quedar de brazos cruzados, que me lo digan y que me den un arma para defenderme», expresó.
Su calvario comenzó cuando se enfrentó a los Luna, una histórica familia del barrio Vía Honda compuesta por 15 integrantes y que vive del tráfico de drogas. De alguna manera, el grupo mafioso se enteró de la denuncia que radicó la mujer en los «Buzones de la vida», la herramienta que la Municipalidad de Rosario pone a disposición de los vecinos para que informen los puntos de venta de estupefacientes.
Pese a la confidencialidad de este mecanismo, las amenazas, primero, y las represalias contra ella y su familia comenzaron de inmediato.
El primer ataque ocurrió el sábado 11 de julio. Marta, su esposo, sus cuatro hijos y seis nietos se habían juntado a comer en un galpón que usa la familia para hacer trabajos de ferretería. En en ese momento, uno de los Luna irrumpió y discutió con César, el mayor de los hijos de la mujer. El narco se fue, pero poco después volvió y abrió fuego contra todos.
El hijo logró esconderse en medio del ataque, mientras que el esposo fue alcanzado por la bala. Ambos sobrevivieron. Sin embargo, Patricia Obregón (27), la nuera de Marta, no corrió con la misma suerte, ya que agonizó durante varios días por un disparo en la cabeza.
Seis días más tarde, el blanco de los ataques fue Brian, un sobrino de la pareja. Le dispararon cuando salía de la verdulería. Fue internado con una herida en la ingle. según el parte médico, la bala le rozó un testículo.
Por su parte, César estuvo detenido dos semanas por el crimen de Patricia. Quedó acusado de «fogonear» la pelea. Al comprobarse que no tenía pólvora en sus manos, fue liberado.
El ataque del jueves ocurrió en la esquina de Boulevar Seguí y Provincias Unidas, cuando Cèsar se dirigía al trabajo en su moto. Allí otro vehículo similar se puso a su lado. El conductor y su acompañante empezaron a disparar. En el lugar se encontraron vainas nueve milímetros, el mismo calibre que mató a Patricia e hirió al sobrino de Marta, informó el diario Clarín.
Ahora analizan dejar el barrio porque sienten el abandono del Estado. “No estamos hablando de Los Monos, no son gente tan pesada. Si no los agarran es porque no quieren o porque son parte del negocio”, se quejó.

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