Hay situaciones que además de bizarras por sí solas son un motivo para dejar de comprar en un comercio del rubro alimenticio y que despierta más dudas que certezas.
La panadería San Rafael se encuentra en la intersección de las calles Nazar y Gral. Heredia de Avellaneda, posee un mejor precio que el resto de la competencia a su alrededor, pero algunas cuestiones hacen pensar en la frase de que lo barato sale caro.
Y es que en cuestiones de limpieza e higiene, no se puede jugar con la salud, en un país donde los remedios aumentan sin freno y acceder a la atención médica es más caro y complejo.
Si bien poseen un cartel advirtiendo que no se atiende a quienes ingresen sin remera al local, en el área de producción de la panadería hay hombres en cuero y la presencia de un lindo gatito que pasea entre la mercadería.
Las empleadas que atienden no poseen un delantal con lo cual atienden con la misma ropa que circulan por la calle, suelen olvidar usar guantes para tocar la mercadería y en el colmo de lo insólito, una de estas que no suele estar a diario, comía una factura, la que apoyo en el mostrador para atender a un cliente, mientras se chupa los dedos para limpiarlos y con las manos sin usar guantes o alcohol para limpiarlas, con su saliva mezclada con comida, tomó el pan que le solicitó el cliente.
Son estos detalles los que no se pueden dejar pasar y al parecer para la dueña del lugar poco importa la higiene y entonces se entiende poder ofrecer productos a un precio menor, entonces uno debe pensar ¿en qué más se ahorra? en calidad, en productos no recomendados para hacer rendir más la harina, en productos vencidos?
Advertida la dueña de la situación, su respuesta fue que le parece raro porque las chicas tienen guantes, lo raro es que teniendo cámaras en el interior, diga que le parece raro algo que debe haber visto porque no es la primera vez que ocurren algunas de las circunstancias mencionadas.
Por Marcelo Ricardo Hawrylciw