Padre Pepe: «Hay descuidos para atender el narcotráfico»

padre-Pepe  Coordinador de la Comisión Nacional de Drogadependencia del Episcopado, el padre Pepe analizó el avance de las drogas y su consumo, y remarcó la necesidad de contar con clubes u otras instituciones que permitan a los chicos “crecer sanamente”.

El padre Pepe Di Paola, coordinador de la Comisión Nacional de Drogadependencia del Episcopado y autor en 2009 de un documento que alertó sobre el avance narco en las villas porteñas, admitió que se necesita de un Estado más activo para combatir el narcotráfico pero también reclamó colaboración de la sociedad para prevenir que chicos caigan en la adicción a las drogas y para asistir a los víctimas de este flagelo. El cura, que a raíz de su fuerte proclama fue amenazado durante su misión en una villa de Barracas, participó del segundo simposio sobre «Cómo prevenir el avance del narcotráfico», organizado por el Observatorio de Prevención del Narcotráfico (OPRENAR), y que surgió de un pedido del papa Francisco. Y alerta que en los asentamientos debe asistir a chicos que, desde los 8 años, caen en peligrosas adicciones.

-¿De qué trató su ponencia en el Simposio «Cómo prevenir el avance del Narcotráfico?

Fui expositor como coordinador de la Comisión Nacional de Drogadependencia del Episcopado. Es un tema que al Papa Francisco ciertamente le preocupa. Me tocó hablar de la experiencia territorial de la Iglesia y plantear esa estrategia desde los barrios. Y una de las cuestiones en las que hice hincapié fue que la sociedad civil tiene un rol importante en la prevención del narcotráfico como, por ejemplo, con el compromiso familiar para abocarse al tema. Además, las instituciones de la sociedad, como la parroquia, el club y la escuela, tienen a diario un desafío en los barrios. Si realmente se trabajara bien se crearía un círculo virtuoso donde el niño podría crecer, el joven progresar y ambos sentirse fortalecidos. Aunque estén en ámbitos donde haya drogas lícitas o ilícitas, los chicos podrían estar fortalecidos para rechazarlas o bien para poder salir de una adicción. Cuando decimos que el Estado es culpable no hay que dejar atrás nuestra responsabilidad como sociedad. El Estado tiene un rol importante en la prevención pero la sociedad civil también. El problema del narcomenudeo, que es la cara visible del narcotráfico en los barrios, podría ser minimizado si el barrio tuviera un buen club, una buena radio, lo que lo se pueda organizar para que los chicos puedan crecer sanamente.

-¿Observa un crecimiento del narcotráfico en el país?

Está más difícil la situación (que hace unos años), es evidente. Antes era un problema de Buenos Aires, Rosario, Córdoba y ahora involucra a todo el país. Es necesario el trabajo preventivo para que los chicos no caigan en las adicciones y luego un trabajo organizado en la recuperación de los que cayeron en las drogas.

¿Cuál sería, entonces, la principal falla del Estado en la lucha contra el narcotráfico?

Para mí el Estado tiene una deuda de décadas con este tema por no haberlo afrontado, no haberlo tomado con decisión. En la actualidad siguen faltando casas para desintoxicar (a los adictos), centros adecuados que tengan presencia en las distintas provincias. Hay grandes carencias en familias que sufren este problema.

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Hasta mayo pasado había un sacerdote, Juan Carlos Molina, al frente de la SEDRONAR.

Cuando renunció a su cargo desde el Episcopado enviamos un documento en el que lo saludamos, le deseamos suerte y agradecimos la modificación de un artículo que permitió generar respuestas positivas al problema de la droga, esto es, autorizaba diferentes dispositivos en comunidades terapéuticas para ayudar a los chicos. No sé porque se fue. Lo conocía de la villa y fui a su asunción donde quedó claro que él se iba a ocupar de la prevención y el ministerio de Seguridad de la represión del narcotráfico.

-En estas últimas semanas volvió a la agenda pública el Triple Crimen de General Rodríguez y el tráfico de efedrina, un precursor químico para drogas sintéticas que durante años ignoró el Estado.

Es que hay descuidos en los barrios para atender este tema muchas veces por parte de las fuerzas de seguridad. Pero esto merece un análisis aparte. El último documento del Episcopado (del 13 de agosto) trata el tema, llama atención (al Estado) y expresa la preocupación de la Iglesia por el avance narcotráfico.

-¿A partir de qué edad asiste a los menores de los barrios humildes por adicciones?

Tenemos chicos de 8 años y 9 años. Te golpea mucho verlos con una bolsita, es inaceptable, te rebela. También hay muchos adolescentes. La edad crítica (para este problema) es la adolescencia. En las villas hay un problema de oportunidades. En todos los barrios los más desprotegidos necesitan una buena escuela, un buen club u otra institución que los ayude a transitar su camino. Los chicos que caen comienzan con el alcohol y también la marihuana es una sustancia de iniciación en las villas. Así, después van probando sustancias más fuertes. El paco está en algunas villas -mayormente las de Capital Federal- y en otras no.

Por Emiliano Russo

Fuente: Diario Popular

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