Murió Mónica Carranza, un ejemplo de solidaridad

La dirigente social, quien falleció esta mañana de cáncer, fue ejemplo de lucha y solidaridad y por esa razón fue elegida «mujer del año» en 1997.

Mónica Carranza, la fundadora del comedor «Los Carasucias», murió por un cáncer esta mañana a los 63 años y cuando agonizaba pidió a su hijo «continuar la obra» que inició en 1990, cuando decidió entregar su vida a los chicos que sufren como ella sufrió en su infancia.

La noticia de su muerte, en el Día de los Santos Inocentes, causó gran congoja a sus familiares y colaboradores y, en especial, a los sesenta chicos que hoy se albergan en su casa, en el barrio porteño de Mataderos.

«Antes de morir me tomó de las manos y me pidió que continuáramos con la obra. Esperamos poder tener fuerzas para hacerlo», dijo a la prensa Roberto, unos de los hijos de Carranza.

Roberto destacó que su madre nunca dejó de pelear y que «incluso sentía que iba a superar esta enfermedad. Era una mujer con mucha fuerza», aseguró.

El comedor recibió el nombre de quienes fueron el motivo del trabajo y el compromiso solidario de Carranza: los chicos pobres, «carasucias», una tarea por la que en 1997 fue reconocida como Mujer del Año.

Los que la conocieron de verdad valoran de ella su generosidad y su gran obsesión por suavizar la tristeza, aminorar el daño en una etapa en la que todo debería ser protección y amor.

Carranza sufrió en carne propia el alejamiento de su madre, una internación a temprana edad que la separó de sus hermanos -eran 11- y más tarde la vida en la calle, el hambre, la violencia, el encierro. Con todo, un día se le ocurrió ayudar a los pobres, pese a que ella también lo era.

Para eso debió salir a vender flores por la noche, o cambiarlas por alimentos, lo que le posibilitó sistematizar una ayuda solidaria: dar de comer a quienes necesitaban cubrir esa necesidad tan básica.

Con el tiempo, la noticia de que una mujer se ocupaba de alimentar y contener a los niños desprotegidos «contagió» a otros a colaborar y entonces Carranza pudo contar con más recursos para su obra.

Pero los «carasucias» eran cada vez más, lo que la obligó a darles de comer en una plaza cercana. Un día hipotecó su casa y alquiló un galpón donde actualmente comen 2.500 familias y reciben refuerzo alimentario más de 1.500 chicos desnutridos, con Sida, diabetes, tuberculosis y otras enfermedades.

Desde 1996, cuando «Los Carasucias» se convirtió en asociación civil, hay talleres de capacitación laboral, emprendimientos para chicos de la calle, campo de deportes, granja laboral, talleres de expresión, centro de documentación, bolsa de trabajo y otros servicios.

La fundación fue reconocida a nivel nacional y por los gobiernos de la ciudad de Buenos Aires.

Ese mismo año, Mónica fue premiada con otros doce vecinos por el gobierno porteño, en ese momento a cargo de Fernando de la Rúa.

En 2001, León Gieco festejó sus 50 años con los chicos del comedor y brindó un emotivo recital ante unas 250 personas.

Después de los dos primeros temas, el popular cantautor se pegó en el pecho un cartelón con el número telefónico 4687-1728, en el que reciben donaciones para el comedor.

El año pasado la presidenta Cristina Fernández de Kirchner visitó, acompañada por la ministra de Desarrollo Social, Alicia Kirchner, la ampliación de obras en el hogar Los Carasucias.

También en 2008 la comisión de la Mujer de la Legislatura porteña le rindió homenaje junto a otras 20 mujeres consideradas modelos de vida, que desfilaron «sin moldes ni patrones, contra los estereotipos de género».

El velatorio del cuerpo de Mónica Carranza se realizará desde las 21 en Basualdo 257, en Villa Luro.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *