México:Murió la cantante Chavela Vargas

La artista mexicana de origen costarricense falleció en un hospital de México a los 93 años. Estaba internada desde el 31 de julio a causa de una bronconeumonía. Amiga de Frida Kahlo, Pedro Almodóvar y Joaquín Sabina, el mundo del espectáculo le rindió eternos homenajes. Sus más recordadas frases.

Pionera de la música ranchera, Isabel Vargas Lizano, «La Chamana», falleció en un hospital de la ciudad de Cuernavaca donde fue internada días atrás.

«Silencio, silencio: a partir de hoy las amarguras volverán a ser amargas (…) se ha ido la gran dama Chavela Vargas«, publicó la cuenta oficial de la cantante en Twitter, la cual tiene más de 90,000 seguidores.

«Ella estuvo muy consciente hasta el último momento y expresó buenos deseos para que México, que está muy convulsionado, mejore y dijo que se lleva los mejores recuerdos y los aplausos de sus público», explicó su médico, José Nuñez.

Vargas había sido internada en un hospital de la céntrica ciudad de Cuernavaca hace una semana a causa de una insuficiencia cardíaca, fibrilación auricular paroxística, falla renal crónica y neumopatía intersticial.

La salud de Vargas se complicó luego de un viaje que realizó a principios de julio a España para cumplir uno de sus últimos deseos: regresar tras siete años y presentar su último trabajo discográfico, «La luna grande», con el que rindió un homenaje a su admirado poeta Federico García Lorca.

Tras la presentación el 10 de julio Vargas fue internada por diez días en un hospital de Madrid y por su voluntad regresó a México el 26 de julio.

Una de sus últimas frases antes de morir fue «yo no me voy a morir porque soy una chamana y nosotros no nos morimos, nosotros trascendemos».

Vargas era además una de las últimas celebridades vivas que tuvo el privilegio de compartir y tener en su lista de amistades más cercanas a algunos de los máximos exponentes artísticos e intelectuales mexicanos como Frida Kahlo, Diego Rivera, José Alfredo Jiménez, Agustín Lara y Carlos Monsiváis, entre otros.

Una inolvidable artista La hondura de su voz inigualable y su refinada interpretación de la canción popular mexicana destacaron en la oscura y compleja vida de Chavela Vargas, que hizo que la ranchera, un género musical predominantemente masculino, cobrara nuevos matices al ser cantada por una mujer.

Nacida en Costa Rica el 17 de abril de 1919 como Isabel Vargas Lizano, huyó de la pequeña localidad de San Joaquín de Flores siendo apenas una adolescente para vivir durante ocho décadas en México hasta su muerte, ocurrida hoy a los 93 años.

En tierra azteca se hizo grande y cayó al abismo a la vez. Deambuló por sus calles y recorrió cantando y bebiendo las madrugadas del Distrito Federal, gastando las suelas en busca de alimento y de ser escuchada mientras se iba haciendo mujer. La leyenda cuenta que llevaba pistola a la cintura y se vestía de hombre.

La enorme Chavela entró a la carrera profesional cuando ya tenía unos muy vividos treinta años. Lo hizo de la mano del compositor mexicano José Alfredo Jiménez, muerto en 1973 víctima del alcoholismo, una adicción que compartieron y que fue la marca trágica en la vida de ambos artistas.

«Fue la lucha más difícil que he librado», dijo Vargas sobre su afición a la bebida, un hábito que dejó a los 79 años, luego de haberse tomado «todo el alcohol del mundo», como ella misma declaró.

Con José Alfredo fue compañera de borracheras y de canciones que regalaban a los enamorados en serenatas espontáneas.

Chavela, que se retiró en los 70 a la muerte de su amigo para regresar triunfalmente en 1991 y vivir una segunda vuelta en su fructífera carrera profesional, grabó su primer disco en 1961 y desde entonces son más de 80 los trabajos que ha dejado como herencia.

La larga vida de la que disfrutó tuvo en su último tramo una serie de reconocimientos tanto en México como en el extranjero, sobre todo en España, donde sus mejores amigos, el cineasta Pedro Almodóvar y el cantautor Joaquín Sabina (autor con Álvaro Urquijo del tema en su homenaje «Por el bulevar de los sueños rotos») la apoyaron con pasión.

Fue distinguida en España por la Universidad de Alcalá de Henares como Excelentísima e Ilustrísima Señora. En 2000, el presidente José María Aznar le impuso la Gran Cruz de Isabel la Católica y su nombre fue propuesto en 2012 para el Premio Príncipe de Asturias de las Artes.

Con su espíritu rebelde, en 2007 rechazó un Grammy honorífico, máximo premio otorgado por la industria musical. Su conmovedora interpretación de canciones paradigmáticas como «La llorona» y «Macorina» le dieron gran trascendencia internacional e hicieron que su imagen imponente, con su tradicional poncho, cobrara un sentido icónico que la puso al lado de otros símbolos importantes de la cultura mexicana como Diego Rivera y Frida Kahlo.

Chavela Vargas, la esencia de la canción y el sentimiento de un país que la adoptó como propia, fue de hecho amiga de Frida Kahlo («una de las mujeres más hermosas que vi en mi vida», manifestó en una ocasión, además de confesar que estuvo enamorada de ella).

También tuvo amistad con figuras como Pablo Neruda. Fue una niña poco querida por sus padres, que al divorciarse la entregaron a unos tíos, con los que vivió «cosas horrorosas», según contó en su biografía, que tituló con una línea de la canción de Jiménez «Un mundo raro».

En el libro, «Y si quieres saber de mi pasado», la cantante se refirió a su homosexualidad, de lo enamorada que estuvo de Frida Kahlo y de lo mucho que sufrió para dejar la bebida.

Símbolo de la música latinoamericana, su estampa singular también formó parte del cine, como cuando apareció cantando en la película de Almodóvar «La flor de mis secretos».

El director manchego también incluyó una de sus canciones en «Tacones lejanos» y en 1991 hizo lo propio el alemán Werner Herzog en la película «Grito de piedra».

Chavela también apareció brevemente en «Frida«, el filme que protagonizó la actriz mexicana Salma Hayek sobre la pintora mexicana, donde también tuvo una participación la joven cantante Lila Downs, a quien Vargas consideraba su heredera.

Fue invitada en 2003 a cantar en el Carnegie Hall de Nueva York y fue aplaudida en muchas otras partes del mundo. En México cantó en los escenarios más importantes del país, el Palacio de Bellas Artes y la Plaza del Zócalo.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *