Matrimonio denuncia al Hospital Iriarte por mala praxis

mala-praxis-Hospital-de-QuilmesAseguran que en el nosocomio de Quilmes le diagnosticaron mal una cardiopatía que se podría haber resuelto con una cirugía.

Un matrimonio de Ezpeleta denunció penalmente al Hospital Isidoro Iriarte de Quilmes por mala praxis que derivó en la muerte de su bebé recién nacido, a quien le diagnosticaron mal una cardiopatía congénita que requería una intervención quirúrgica dentro de sus primeros 15 días de vida.

Deborah Soria, madre de la víctima, explicó que los médicos atendieron a su hijo por “una bronquiolitis que desencadenó una neumonía”, cuando en realidad la criatura padecía “coartación de aorta y un problema en la válvula tricúspide”, que le fue diagnosticado cuando al niño le dieron el alta y su madre, aún preocupada, decidió llevarlo a la Casa Cuna de Capital Federal.

“Tenía el corazón y los órganos muy desgastados, si lo hubiesen atendido bien hoy mi hijo estaría conmigo”, lamentó Soria, quien realizó la denuncia en el Juzgado N°2 del Departamento Judicial de Quilmes, cuyas autoridades ya ordenaron el secuestro de la historia clínica del pequeño fallecido.

Una odisea

Santino Marinozzi nació el 5 de junio en el Hospital de Quilmes y al día siguiente le diagnostican un soplo, pero lo mandaron a su casa porque no corría riesgo. Con una semana de vida, su madre tuvo que trasladarlo de urgencia porque no respiraba y hasta incluso le practicó maniobras de resucitación.

“Durante los 32 días que estuvo internado por una supuesta neumonía, se negaron a hacerle a mi hijo una radiografía, que logré que se la practicaran recién cuando me fui a quejar a la dirección local de Derechos Humanos. Como en el Iriarte no había ecógrafo, el estudio se lo hicieron en el Dispensario de Quilmes y -supuestamente- salió bien, por eso nos dieron el alta. Pero cuando salí de ahí, al otro día lo llevé a la Casa Cuna y mi bebé era una bomba de tiempo”, exclamó Soria.

“Yo no lo veía bien -continuó la mujer- pese a que me decían que no era nada grave. El tenía la cara y los labios pálidos y fríos por los problemas de circulación”.

Muerte evitable

Soria afirmó que a su hijo “le podrían haber salvado la vida en esos 32 días que estuvo internado” en el Iriarte. “Nunca atendieron a Santino como su cuadro lo requería, hasta se negaban a hacerle un estudio de imágenes en su corazón y, cuando logré que se lo hicieran, los médicos no pudieron ver su defecto cardíaco.

El 28 de julio, finalmente, el cuerpo del pequeño no resistió más. Los especialistas de la Casa Cuna no llegaron a realizarle la operación que, si se la hubiesen practicado dentro de las primeras dos semanas, con un buen diagnóstico, le hubiera otorgado una chance más para poder vivir.

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