Mar del Plata:Trata de personas y encubrimiento oficial

  Una nota publicada en tapa del diario «El Atlántico» revela en un reportaje a la agente de la Policía Federal Argentina, Nancy Miño Velásquez, la corrupción en el tema de Trata de Personas y prostitución.

Nancy Miño Velásquez participó de los operativos realizados en prostíbulos marplatenses a principios de febrero. Señaló que un alto jefe de la Policía Federal les dijo, antes de salir a los allanamientos: “Ustedes no ven nada, no saben nada, no tocan nada”.

“Ustedes no ven nada, no saben nada, no tocan nada porque este procedimiento nosotros no lo instruimos”. Las palabras de un alto jefe de la Policía Federal le quedaron grabadas. Ella estaba junto a 17 personas de la División Trata de Personas -que llegaron especialmente hasta Mar del Plata- en las instalaciones del Estado Mundialista, instantes antes de ejecutarse 14 allanamientos simultáneos en prostíbulos de la ciudad. Nancy Miño estuvo un año y tres meses en la división policial de combate a la trata de mujeres para prostitución hasta que decidió denunciar numerosas irregularidades de las que fue testigo, y fue desplazada. 

“Evidentemente no había intenciones de dilucidar ningún caso de trata ni de proxenetismo ni de nada”, aseveró la agente policial, oriunda de Paraguay y nacionalizada argentina. Saber hablar guaraní le permitió conocer la historia de una de las chicas que encontraron en un prostíbulo ubicado en la calle Ayolas al 2900. La joven le contó que había sido traída hasta Mar del Plata, mediante un engaño. Otra mujer paraguaya la había ido a buscar y se habían tomado un micro de la empresa Crucero del Norte desde Asunción hasta Retiro, y luego habían viajado en El Rápido hasta Mar del Plata. Los pasajes los había abonado un hombre que se hacía llamar Guillermo. La noche del 6 de febrero, cuando se hicieron los operativos, el sujeto fue detenido preventivamente. Sin embargo, recuperó la libertad poco tiempo después por “falta de mérito”.

Es que las chicas que fueron encontradas en el prostíbulo -que tenía un sótano en condiciones desdeñables, cerrado con una puerta de hierro y una cadena y un sistema eléctrico de seguridad con controles en las puertas- “quedaron libradas a su suerte”, según denunció Gustavo Vera, titular de la Fundación La Alameda.

De ese operativo participó Nancy Miño. “Una de las chicas, por su relato, se deduce que es víctima de trata”, mencionó en comunicación con El Atlántico. “Es muy evidente -explicó- que utilizan que sea una chica de condiciones humilde, se la convence bajo engaño y con falsas promesas de trabajo y la transportan. Las encierran, las chicas tienen que permanecer ahí, viviendo en condiciones infrahumanas”.

La agente policial intentó establecer un vínculo que le generara confianza. Hablaron algunos minutos en guaraní. “Son chicas que están con miedo, generalmente son golpeadas, maltratadas y en muchos casos violadas, es muy difícil”, comprendió.

Sin embargo esta vez la víctima logró contar lo que le sucedía pero no fue ayudada. Miño le contó lo que la joven le había confesado a la licenciada del Grupo de Rescate, porque no hay profesionales que sepan hablar guaraní ni traductores, a pesar de que la mayoría de las chicas víctimas de trata sean oriundas de Paraguay.

La conversación de Miño con las chicas que ejercían la prostitución fue informal. Ella no las entrevistó, dijo que se trataba de un hecho humano. “Yo trataba de entablar una confianza porque en el rostro de las chicas la desesperación y la angustia es muy evidente”, apuntó.

El fiscal de la causa decidió de todas maneras caratularla como un delito de trata y “Guillermo” quedó detenido. Sin embargo, recuperó su libertad pocos días después: las víctimas -que en una primera instancia no habrían declarado por shock postraumático- no pudieron ser localizadas para testimoniar.

– ¿Por qué cree que la licenciada determina que no había delito de trata?

– Yo, particularmente, me atrevo a decir que por una falta total de idoneidad. Por lo menos se tendría que haber tomado la molestia de poner en conocimiento de estos detalles al Juzgado y no descartarlos. Hoy me atrevo a decir que cuando el grupo de trata de personas arribó a Mar del Plata, entre esas personas estaba el policía retirado de apellido Lobera que no tendría que haber estado, nos dijeron que no teníamos que ver nada ni decir nada. Evidentemente no había intenciones de dilucidar ningún caso de trata ni de proxenetismo ni de nada.

Estos detalles Miño los volcó en una declaración testimonial que brindó en la Fiscalía de Mar del Plata el pasado 12 de marzo. “La Fiscalía no tuvo cómo citar de nuevo a la damnificada porque el Grupo de Rescate no tomó los detalles, domicilio o lugar, nada”, cuestionó.

“Esa noche a las chicas se las dejó en el lugar, a su libre albedrío”, reprochó luego. “La licenciada a cargo del Grupo de Rescate no contiene a las víctimas”, disparó.

Finalizada la tarea en Ayolas, se trasladó a otro privado allanado, ubicado en Falucho al 4000. De allí se rescató a una chica travesti de 17 años. Según señaló Miño, fue la única víctima que se trasladó hasta Buenos Aires, “por ser menor”. Sin embargo, reparó: “El 6 de febrero fue el allanamiento y el 10 de marzo la travesti -que tenía mi celular- me manda un mensaje agradeciéndome que ya estaba con los padres, es decir que no se hace una contención como se tendría que hacer psicológicamente”.

Tras los allanamientos, el grupo de Rescate se reunió con todo el personal de la División de Trata de Personas. Ahí escuchó que “en la calle Salta se habían visto 13 chicas paraguayas en situación de trata, pero que no las iban a transportar hasta Buenos Aires porque eran mayores de edad y no les podían cubrir lo que las chicas supuestamente tendrían que ganar como prostitutas. Estamos hablando que el grupo de rescate en realidad no es de rescate”, cuestionó.

ÓRDENES

“Antes de comenzar los allanamientos hubo una orden de un funcionario de la policía federal que acompañó al grupo de trata de personas, que decía que no teníamos que encontrar nada. Ya no hay presunción, sino que hay certezas de que no hay voluntad de investigar ni de desarticular estas bandas traficantes de personas”, comprendió Nancy Miño.

“Las directivas, la mala orden, fue emanada para todo el contingente de Policía Federal que había viajado hasta Mar del Plata”, dijo la mujer policía y las describió: “Ustedes no ven nada, no saben nada, no tocan nada porque este procedimiento nosotros no lo instruimos, lo instruye la DDI de Mar del Plata”.

“En ese momento no sabía quiénes eran los denunciantes y después me enteré que era la Fundación Alameda. Cuando cualquier entidad tenga ganas de investigar hechos de trata, no se va a dilucidar porque Policía Federal tiene órdenes de no investigar”, concluyó Miño.

¿Por qué decidís denunciar estas irregularidades?, le preguntó este medio. La denuncia la hizo el pasado 11 de mayo en el juzgado federal a cargo de Ariel Lijo. “Apoyada por la Fundación Alameda decidí hacer la denuncia porque yo ya estaba en peligro”, mencionó. “El 10 de febrero recurrí a la superioridad de la Policía Federal, es decir que estaba al tanto de todo lo que salió a la luz ahora. De hecho me tuvieron como asilada”, apuntó.

“La última propuesta, el 12 de febrero, fue que con otros compañeros tenía que plantar dos menores en un prostíbulo de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires. Era cometer un delito que supuestamente estábamos para combatir. No soporté más y viendo que la Policía Federal no me ayudó, y que ya estaba en riesgo mi vida, decidí hacerlo público”, explicó.

Hoy Miño vive en la sede de La Alameda. Tiene custodia domiciliaria de la Prefectura y está peleando por una custodia personal para evitar cualquier riesgo cuando debe movilizarse. Su hijo, de 13 años, está custodiado por la Policía bonaerense.

Nancy recuerda el testimonio de la chica del privado de Ayolas y se lamenta. “Una licenciada se habilita a que, por tener el título de licenciada, puede ejercer la posibilidad de que una chica esté siendo víctima de trata”.

Redacción El Atlántico

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