Las mujeres sin orgasmos es más común de lo que se cree

Es una de las disfunciones sexuales más frecuentes entre las mujeres. La anorgasmia, o falta de orgasmo, es un problema más común de lo que se podría pensar a priori, ya que es un tema del que no se suele hablar pero genera un gran volumen de consultas médicas, según señalan los especialistas.

«Nunca he tenido un orgasmo y quiero saber lo que es», le confesaba una paciente a Ana Lillo, sexóloga del Instituto Madrid. «Hay mujeres de 40 años que han llegado ya su madurez sexual y nunca en su vida han tenido un orgasmo», confiesa esta experta.
Un estudio australiano de 2011, publicado en la revista científica ‘Journal of Sexual Medicine’, afirmaba que alrededor del 35% de las mujeres confesó no haber experimentado nunca un orgasmo. En España, aunque no hay datos oficiales, los expertos aseguran que es uno de los problemas más recurrente en consulta.
A pesar de que afecta a muchas mujeres, aproximadamente, entre un 90-95% de los casos que viene a consulta se soluciona, según afirma Lillo. Las mujeres deben saber, asegura con convicción, que al igual que los hombres, pueden tener orgasmos porque están predispuestas genéticamente para ello. De hecho, a diferencia de los varones, «ellas los tienen más prolongados y además pueden llegar a ser múltiples», puntualiza.
Con independencia de la edad
Por su parte, Jaume Guinot, psicólogo del centro catalán de Psicología Granollers, insiste desde su experiencia en clínica, que cualquier mujer puede tener este problema. «He visto casos desde los 17 hasta los 60 años», expone.
Estos casos desembocan en inseguridad, miedo, baja autoestima y ansiedad. «Se convierte en patología en el momento que causa un verdadero problema para la vida. Cuando deja de ser transitorio y empieza a cronificarse, es conveniente venir a consulta», manifiesta este experto.
Pero las respuestas son mucho más sencillas que las preguntas que nos pueden rondar por la cabeza. Si una persona lleva años practicando sexo, ¿por qué nunca ha tenido un orgasmo? La culpa, coinciden todos los expertos, la tienen los factores psicológicos y sobre todo los culturales. No hay absolutamente ninguna causa que sea física.
Además de las situaciones de estrés, ansiedad, etapas personales complicadas y experiencias sexuales negativas previas hay dos aspectos que son primordiales: una educación sexual incompleta y deficiente y el desconocimiento del propio cuerpo.
A veces por el nivel cultural de las familias, posturas religiosas extremas o una inexistente normalización de la sexualidad, muchas mujeres todavía no conocen su cuerpo. «Aún tienen miedo a tocarse, a explorar, a descubrirse ellas mismas», afirma Lillo.
Modelo sexual masculino
Del mismo modo, Asunción Coronado, directora del Instituto de Sexología Al-Andalus de Granada, tiene claro que este problema deriva, sobre todo, del modelo sexual masculino que todavía existe en nuestra sociedad. «Algunas mujeres siguen teniendo la idea de que el orgasmo sólo se puede alcanzar a través del coito y pensar eso es un verdadero error», asegura. De hecho, el estudio nombrado anteriormente destacaba entre sus conclusiones que la mejor manera que tiene una mujer de asegurarse un orgasmo es mediante la masturbación. «El 80% de las mujeres consigue el orgasmo con la llamada ‘maniobra puente’, es decir, tocándose el clítoris», matiza Lillo.
La relación coital, prosigue Coronado, es una técnica totalmente válida para que ellos consigan un orgasmo, pero no ocurre siempre lo mismo con las mujeres. «El orgasmo femenino se alcanza más fácilmente estimulando el clítoris y esto se puede hacer de muchas formas sin necesidad de penetración», puntualiza.
Hay muchas mujeres, reitera, que se acostumbran a la penetración porque «es lo que toca» y no disfrutan. Por eso, deben saber que hay muchas y muy distintas formas de disfrutar del sexo y de tener un orgasmo.
Dejar de lado los tabúes
Los expertos recomiendan que las mujeres deben dejar de lado los tabúes e ideas preconcebidas y comenzar a hablar «sin tapujos» de la sexualidad, y sobre todo «hay que descubrirse, tocarse, experimentar y decir al otro cuál es el punto exacto de su estimulación plena», asevera Lillo.
No obstante, la sexualidad actualmente está mucho más liberada que hace algunos años, pero aún siguen existiendo prejuicios y tabúes para decirle al otro lo que nos gusta. «Pretendemos que sea la otra persona la que adivine qué es lo que te hace disfrutar, lo que nos hace sentir bien, y eso es un problema. Tenemos que tener la convicción de decirle a la pareja qué y cómo nos gusta», concreta Coronado, afirmando al mismo tiempo que la sexualidad es algo que depende de nosotros mismos y no de la otra persona que tenemos al lado.

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