Entregan hija de víctima de trata a familia de proxeneta

Adriana-GordoLa dramática historia de Adriana Gordo, a quien el capo de una red de explotadores de mujeres le arrebató a su joven hija, la prostituyó y asesinó en 2007. Se enteró que tenía una nieta, pero la custodia la tiene la familia del autor del crimen.

A mediados de noviembre de 2007, Dana Pecci fue encontrada con siete balazos en la cabeza, pero viva, en Olavarría. Sobrevivió dos días, hasta que su salud colapsó, aunque en esas horas dramáticas pudo relatar quién la había atacado. Se trataba de un reconocido proxeneta de esa ciudad bonaerense, que la explotó sexualmente durante cuatro años. La chica tenía 20, y era madre de una beba, que no estaba cuando la encontraron agonizando. Pero el caso explotó judicialmente un año después, cuando la madre de la víctima se enteró de todo, del crimen y de que era abuela. Hasta ese momento la buscaba por todos lados, sin suerte. Y desde ahí que la mujer lucha por justicia para su hija y padece un calvario para recuperar a su pequeña nieta, a quien no dejan ver y que fue entregada en guarda a los familiares del asesino.

«Desde el primer momento en que pisé un despacho judicial para reclamar por mi nieta nadie puede explicarme por qué le dieron la tenencia de la nena nada menos que a la familia del asesino y tratante de esclavas sexuales. Salvo una jueza que una vez me dijo que se la entregaba a quien se le daba la gana», contó a Diario Popular Adriana Gordo.

La historia de Dana es compleja y su final absolutamente oscuro. «La mató el capo de la trata de mujeres en Olavarría, un criminal llamado Pedro Adorno, que recién comenzaron a investigar un año después del crimen de mi hija. Se trata de una persona que tenía contactos en la justicia, la policía y la política. Era un intocable. Pero fue condenado por el asesinato de Dana. Luego se fugó y lo encontraron nuevamente en Misiones. Nunca dejé el caso. De lo contrario estaría libre y traficando chicas, como hizo siempre, a la vista de todos, con toda la impunidad», relató Adriana.

La nieta de la mujer ya tiene 7 años. Una explicación que le ofrecieron en la justicia sobre las causas de la tenencia a la familia del asesino Adorno es por la estabilidad económica del grupo que pidió la custodia. «Es una locura, sin embargo la loca o desquiciada vengo a ser yo para la justicia. Hasta exámenes psicológicos y psiquiátricos tuve que hacer. Todo se hace para estirar los plazos y pase el tiempo, porque sigo sin ver a la chiquita», dijo Adriana.

La pesadilla tuvo su punto de inicio en 2003, cuando Dana conoció a un chico en un boliche. Luego, el joven regresó a su ciudad. Era Olavarría. Él apenas le había comentado sobre un bar donde lo podía encontrar. Allá fue la adolescente, pero nunca encontró al muchacho. A quien sí se cruzó fue al dueño de ese comercio, Pedro Adorno, que le ofreció albergue y trabajo como asistente, supuestamente porque él estaba enfermo. «La engañó de esa manera. Pero la hizo de su propiedad. La convirtió en adicta y la prostituyó. Mi hija se escapó una vez, pero él la convenció de regresar a esa vida. Yo no podía entrar al círculo. Cuando se quiso escapar por segunda vez, Adorno la mató a balazos», dijo Gordo.

El crimen de Dana ocurrió el 17 de noviembre de 2007, pero su madre se enteró el 17 de octubre de 2008. Casi un año después. «Yo tenía un número de celular de ella, pero atendía él. Me decía cualquier cosa. Hice la denuncia, incluso me ayudó Missing Children, pero no pasó nada. Hasta habían anotado a Dana con otro nombre (Dana Quecci) en el hospital donde falleció luego de agonizar dos días. A mi hija la ejecutaron por la espalda, en un campo. Pero ella sobrevivió y contó todo. Por eso Adorno fue condenado«, dijo la mujer.

El fallo condenatorio para Adorno se conoció en julio de 2010, y estuvo a cargo del tribunal Oral Criminal 2 de La Plata, que le impuso una pena de 11 años de prisión. «Por cuestiones de momento le efectuó al menos siete disparos de arma de fuego a su pareja Dana Pecci en su cabeza, que le causaron la muerte», se afirmó en la lectura de la sentencia.

En el debate resultó clave el testimonio del médico Alejandro Passarelli, quien rescató a Dana al observar que estaba tirada al costado de la Ruta 215. El profesional escuchó de boca de la víctima que Adorno le había disparado porque ella le había anunciado que se iría. También se sumó la declaración de la enfermera Viviana Bizcarra, a quien la chica le dio todos sus datos personales, los del asesino y repitió el móvil del ataque. «Me disparó con todo el cargador», llegó a decirle.

El recorrido judicial de Adriana es interminable y casi imposible de recopilar. Porque tuvo la doble pelea de conseguir justicia por la muerte de Dana, en el marco de un crimen penado sin agravantes de ningún tipo, y por otro lado luchar para recuperar a su pequeña nieta. «El 15 de agosto la Cámara de Apelaciones de Azul ordenó la inmediata revinculación de mi nieta Luciana conmigo. Pero no se cumple. Hace dos años que no la veo, la última vez fue el 19 de diciembre de 2011. Tuvimos encuentros cortitos en el 2011, pero siempre con palos en la rueda. Esta familia está apañada por la justicia», dijo la mujer.

«Estoy dispuesta a hacer todo lo posible para recuperar a Dana. No puede ser que esté con la familia del asesino de su madre, un monstruo y traficante de mujeres para explotación sexual. Nunca voy a bajar los brazos, ni soñar con justicia», cerró Adriana.

 

Por Maximiliano Montenegro

Fuente: Diario Popular

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