A fines de 2000, Graciela Suárez, su marido y sus dos pequeños hijos se fueron a vivir a Mar del Plata en busca de tranquilidad, pero terminaron viviendo una pesadilla por un delincuente que ya recuperó su libertad.
«Nosotros vivíamos en Buenos Aires y a fines de 2000 nos fuimos a vivir a Mar del Plata en busca de seguridad, ya que en aquel momento nuestros dos hijos eran chicos, tenían 8 y 9 años. Pusimos un negocio polirrubro en el garage de nuestra casa, cerca de Camet», comenzó Graciela su relato a un canal de televisión.
«Un día entró un delincuente armado y lo apuntó a mi marido Néstor Alberto Paniagua. Ingresó a la casa, que tenía comunicación con el negocio, nos tomó a los cuatro como rehenes, nos ató y nos ubicó en diferentes cuartos. Al principio pensé que sólo iba a ser un robo pero yo fui violada y maltratada y mi marido terminó muerto por las puñaladas que le dio Walter Raúl Villalba, que es el nombre del asesino y violador», continuó.
«A mi marido lo encontraron muerto en nuestro cuarto mis hijos, yo había quedado atada con alambres en una de las camas de los nenes y los escuché gritar ‘lo mató, lo mató’. Esa misma noche declaramos y encontraron a Villalba y a las armas blancas, no así al arma de fuego. En una rueda lo pude reconocer y quedó detenido, condenado a reclusión perpetua. Sin embargo, en el 2008 me enteré que había quedado libre porque unos amigos lo vieron en la calle. Yo no lo creí, hasta que en 2010 lo vi y me persiguió hasta mi casa, amenazándome. Hice la denuncia y me enteré que lo habían liberado por buena conducta», describió.
«Hace unos 20 días, uno de mis hijos vino a Buenos Aires y de regreso a Mar del Plata en tren viajó con Villalba. Mi hijo no lo había reconocido y Villalba se encargó de avisarle quién era porque lo conversaba, le preguntaba dónde vivía y lo fue llevando para que lo reconozca. Es un psicópata, le mostró el tatuaje por el que lo habíamos reconocido. Mi hijo se aterrorizó y me mandó un mensaje contando lo que estaba pasando.
Pidió que lo vayan a esperar a la estación y dijo que tenía miedo que lo mate en el mismo tren. Cuando pasó uno de los mozos pudo pasarse al coche comedor hasta el final del viaje y Villalba no llegó en ese tren a Mar del Plata, se tiró antes para evitar a la Policía. En el tren llegó a decir que si quería nos mataba a todos porque él puede entrar y salir de la cárcel cuando quiere», finalizó Graciela.
Walter Raúl Villalba, quien entre sus antecedentes acreditaba antes del hecho una condena por tentativa de homicidio y se hallaba en libertad condicional desde mediados del año último, dijeron las fuentes. Con estos antecedentes criminales no existe una lógica aplicable para excarcelar a alguien con semejante conducta social.