En un duro comunicado, el Colegio de Arquitectos de la provincia de Buenos Aires aseguró que la llegada de casas prefabricadas desde China para ser utilizadas en planes de vivienda social tendrá un impacto negativo en la generación de empleo para el sector de la construcción, además de advertir que esas viviendas no son aptas para el destino que se les pretende dar.
“Es evidente que estas decisiones representarán pérdidas de puestos de trabajo de obreros, técnicos y profesionales nacionales y empujaran al cierre de las innumerables empresas productoras de insumos en tiempos en que decrecen los niveles del empleo y la producción industrial en el mar de una economía en retroceso con riesgos de estanflación”, dice el documento que lleva la firma de la titular del Consejo Superior de esa entidad, Adela Martinez.
Los profesionales desaconsejaron además el uso de viviendas prefabricadas en complejos habitacionales y remarcaron que “no son aptas para la reurbanización de villas, para atender la demanda del ProCreAr, ni para el completamiento (sic) de los vacíos urbanos que demandan densidades medias” y además su uso entra «en contradicción con la línea de acción 1 de Promoción de la Vivienda Social del Plan Nacional de Vivienda recientemente aprobado que ordena “vincular la política habitacional con el desarrollo territorial, alentando el aprovechamiento del suelo en localizaciones favorables de la trama urbana”.
En el documento, que fue presentado durante las “Primera Jornadas Latinoamericanas de Reflexión sobre Vivienda y Ciudad”, y que contó con la adhesión de los asistentes a ese encuentro, indica en su título que “Hacer ciudad prefabricada en la periferia urbana, sustituyendo la producción local y endeudando al país no es un buen cambio”.
Vale recordar que el financiamiento para la adquisición de las prefabricadas forma parte de un acuerdo alcanzado por el presidente Mauricio Macri con su par chino XI Jinping en su visita a Beijing, y sería a través de un crédito del Banco de Desarrollo del gigante asiático, que podría extenderse hasta los 1000 millones de dólares, es decir que se trata de un anuncio de inversión ficticio porque el gobierno nacional tomaría deuda de China para comprar casas en China, pagando los intereses por ese crédito a China.
La otra duda que genera la llegada de las primeras 15 mil viviendas es la calidad de vida que pueden ofrecer en torno a los estándares vigentes en la legislación argentina, y en ese sentido desde el Colegio de Arquitecto sostienen que su uso debería limitarse a una “alternativa ligada a las bajas densidades (poblacionales) y la lote individual”, es decir que no son aptas para un plan de soluciones habitacionales.
Finalmente los arquitectos recuerdan que la entidad provincial “reúne a los profesionales con competencia en materia habitacional y de planificación y gestión urbanas” y desde ese lugar el Colegio “se opone a la importación de viviendas prefabricadas por quebrantar el desarrollo económico local basado en la incorporación de valor agregado nacional y por las implicancias antiurbanas de su implícita localización territorial”.