Drogas, Malvinas y Cuba en el eje del debate americano

Serán los temas más importantes de la cumbre que se celebra en Cartagena de Indias. Contará con la presencia de 33 presidentes. Los ojos puestos en el mandatario de Estados Unidos, Barack Obama, y el de Venezuela, Hugo Chávez, aquejado por una grave enfermedad y con rumores de que su salud ha empeorado.

La sexta Cumbre de las Américas que se instala mañana en el balneario caribeño de Cartagena de Indias tiene dos agendas: la oficial para el debate público de los presidentes y la de los temas que generan polémica, como drogas, las islas Malvinas y el ingreso de Cuba al sistema de cumbres.

De las dos, la que más peso ha ganado es sin duda la de los asuntos candentes, toda vez que al arribo de cada mandatario va aumentado el pedido por debatir esos temas, que serán discutidos el domingo, en la reunión privada de los jefes de Estado, y antes del cierre de la Cumbre, que contará con la presencia de 33 presidentes y con los ojos puestos en el de Estados Unidos, Barack Obama, y el de Venezuela, Hugo Chávez, aquejado por una grave enfermedad y en medio de versiones sobre un agravamiento de su salud.

Hasta ahora, el pronunciamiento más radical y que sirve de termómetro a lo que será la reunión privada, fue el hecho por el canciller de Venezuela, Nicolás Maduro.

Según Maduro, si Estados Unidos y Canadá no cambian su postura frente a la participación de La Habana en las próximas cumbres y se pliegan a la posturas de 32 países de pedir que la Gran Bretaña entre a negociar con Argentina una salida pacífica respecto de la soberanía de las islas Malvinas, es mejor no volver a convocar las reuniones de jefes de Estado de este tipo.

«O escuchan o rectifican a tiempo o estas cumbres se acaban ya. No hay mas cumbres de éstas, no hay mas», dijo el canciller venezolano.

María Angela Holguín, canciller colombiana, le bajó el tono al decir que es positivo tratar los temas coyunturales en el marco de la Cumbre, pero pidió «construir consensos y evitar profundizar sobre las diferencias», a fin de no entrar en los «profundos silencios» y el «distanciamiento» del pasado frente a los temas complejos que aquejan a la región.

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