DIA, en la mira: 1.600 empleados inician una mega demanda por presunto fraude laboral y asociación ilícita

protesta-super-DíaLe reclaman $700 millones por supuestas prácticas ilegales que los habría llevado a la ruina. En tres meses ya cerraron 164 locales y hubo miles de despidos. Las protestas y conflictos no sólo se dan en la Argentina, también en otros países. ¿Cómo sería la maniobra?.

Socios para el éxito». Con ese lema, la cadena DIA atrae a diario a nuevos interesados a su negocio de franquicias y concesiones bajo la promesa de ganancias inmediatas.

Se trata de un modelo de gestión que le permitió abrir más de la mitad de sus 7.400 tiendas en España, Portugal, Brasil, Argentina y China, y liderar el segmento de los supermercados de ahorro.

Sin embargo, para cientos de emprendedores y empleados el resultado fue diferente. No sólo no obtuvieron los prometidos beneficios, sino que denuncian a la empresa por haberlos estafado.

Por ese motivo, la cadena española que cotiza en la Bolsa de Madrid y en el IBEX 35 enfrenta ahora en la Argentina una mega demanda por $700 millones bajo los presuntos cargos defraude laboral junto con los de asociación ilícita y defraudación en lo penal.

iProfesional se comunicó con representantes de DIA para consultarlos al respecto, pero hasta el momento no respondieron a los llamados.

La querella fue iniciada por 164 ex titulares de tienda que acusan a la firma de haberlos engañado con pérdidas ficticias, cláusulas abusivas y contratos espurios, un cúmulo de acusaciones que se repite en otros países.

El caso es impulsado por el estudio ASK Abogados, a cargo de Alejandro Sánchez Kalbermatten, que además lleva adelante las demandas laborales de unos 1.600 empleados.

La otra línea del reclamo es un trámite administrativo contra la cadena por infringir la Ley del Consumidor y Lealtad comercial por la presunta difusión de publicidad engañosa.

Bajo secreto de sumario, la denuncia penal fue radicada en el Juzgado Nacional en lo Criminal y Correccional Nro. 32 de la Ciudad, y apunta contra seis de sus directivos.

«Estamos destapando una de las más escandalosas estafas corporativas a nivel mundial, con engranajes tóxicos en materia de corrupción y fraude», aseguró a iProfesional Sánchez Kalbermatten.

El letrado no descarta presentar una denuncia por evasión impositiva y tributaria agravada ante la AFIP, como también una demanda ante la Unidad de Información Financiera (UIF) por presunto encubrimiento y lavado de dinero.

En julio pasado, el fisco inició una investigación que involucra a la cadena de supermercados en lo que podría tratarse de una maniobra de evasión impositiva por un monto superior a los $1.400 millones.

En tanto, una treintena de damnificados realizaron el lunes pasado una nueva protesta frente a la sede central de la firma en Palermo, ubicada en Seguí 4646.

La movida fue en simultáneo con una manifestación organizada en Madrid por la Asociación de Afectados por Franquicias de Supermercados (ASAFRAS).

A raíz de los crecientes reclamos, la empresa sufrió 33 fallos adversos el año pasado en Argentina y mantendría conflictos abiertos en varias localidades de España, donde el tema llegó a la Audiencia Nacional, un tribunal con jurisdicción sobre todo el territorio e incumbencia en delitos de gravedad.

En Portugal y Brasil, DIA también afronta demandas por supuestas malas prácticas comerciales y laborales, mientras que en Francia como en Turquía, directamente se desprendió del negocio. En estos últimos casos, la firma aduce que la decisión se debió a su interés en focalizarse en sus principales mercados.

La fórmula del «éxito»


Con más de 700 tiendas en el país, 4.500 empleados y cinco centros de reparto, DIA fue la compañía de distribución que más creció en términos de superficie en el último tiempo.

Sus ventas superaron los $12.600 millones en los nueve primeros meses del año, casi el doble de lo registrado en todo el 2014.

Expertos en el formato de proximidad, sus promotores ofrecen el modelo de negocios para gestionar en al menos tres meses la propia tienda «llave en mano».

Esto, sin la necesidad de realizar grandes inversiones ni perder autonomía.

La fórmula para ser «tu propio jefe» es aparentemente fácil y exitosa: con locales de no más de 10 empleados y precios bajos, un «socio» puede llegar a obtener un margen de hasta$70.000 por mes. 

«Gracias a nuestro expertise, respetando nuestra fórmula, se minimiza el riesgo», explica DIA en un folleto. Sin embargo, lo que les ocurre a muchos es otra cosa. 

Lejos de convertirse en «socios para el éxito», los nuevos administradores denuncian contratos ilegales y supuestos inventarios «truchos», desabastecimiento, subfacturación, descuentos forzados y deudas ficticias.

En tanto, señalan que los empleados de menor rango deben asumir múltiples tareas cumpliendo las funciones de repositor, cajero, limpieza y descarga, sin mayores precisiones. 

Todo bajo un régimen de jornada de hasta 12 horas, sin goce de francos ni derechos sindicales en un ambiente de fuerte precariedad y aparente maltrato psicológico, según advierte la CTA.

Se trata de un esquema que se repite en la mayoría de las denuncias y siempre termina igual. 

– Primero aparecen pérdidas «manipuladas», que pueden triplicar las ganancias prometidas. 

– Luego los titulares se ven obligados a endeudarse con DIA para refinanciar el supuesto pasivo

 Por último, al no poder hacer frente a sus compromisos, no les queda otro camino que quebrar.

Así en el lapso de los últimos tres meses bajaron la persiana nada menos que 164 tiendas y se registraron 1.640 despidos.

La mayor parte se dieron en la Ciudad y la Provincia de Buenos Aires. 

Lo más llamativo -advierten los denunciantes- es que la cadena nunca pierde el negocio, porque vuelve a abrir esos locales con otros directivos y nuevos empleados.

Irregularidades
Todo comienza en las oficinas centrales de la calle Seguí 4646. Allí, explican que DIA realiza desayunos para captar socios sin la necesidad de que sean expertos.

Una vez que el interesado acepta, firma un contrato que podría no tener su copia respaldatoria. «Después te lo enviamos por correo», les dicen. Claro que, según pudo saber este medio, el documento no siempre llega.

La firma aporta inversión, equipamiento, stock de mercadería, asesoramiento y apoyo publicitario. 

«Es diferente al negocio tradicional, no hay cannon de ingreso», explica una vocera de DIA que trabaja en la línea de franquicias.

La propuesta es tentadora para muchos ya que la empresa promete márgenes que van del5% al 13% de acuerdo con el formato de negocio. 

Si las cosas van mal, los promotores le dicen que es porque «no tenés una buena gestión».

En tanto, los titulares pagan salarios y deben cumplir ciertas condiciones. Los franquiciados costean el alquiler, los impuestos y la mercadería comprada a DIA en consignación.

Por su parte, los concesionarios firman un aval de ingreso, como garantías hipotecarias o una prenda automotor, por hasta $250.000.

Luego de realizar el curso de capacitación de cinco semanas, empiezan los dolores de cabeza. 

Una vez abierto el local, los administradores deben dar de alta a los empleados y, según relatan, casi de inmediato pierden todo control sobre la gestión del negocio.

DIA maneja el personal, fija precios, ingresa mercadería, controla pedidos y supervisa -con staff externo- el dinero de las cajas, denuncian los damnificados. 

Mediante un sistema informático de intranet, la cadena incluso monitorea las computadoras de los comercios, por lo que se complica para los titulares hacer un seguimiento del stock.

Por estos motivos, el abogado Kalbermatten sostiene que «no se trata de una concesión o una franquicia sino más bien de una relación laboral encubierta» en la cual tanto los titulares de tienda como los trabajadores son en realidad empleados de DIA, aunque la firma no los acepta como tales.

La Cámara Nacional de Apelaciones del Trabajo sentó un antecedente en febrero del 2011 al condenar a DIA por «fraude».

En ese entonces, obligó a la firma reconocer a una trabajadora de una franquicia como empleada directa, en base a los artículos 14 y 29 de la Ley de Contrato de Trabajo.

Contabilidad creativa
Las largas tiras de papel con descuentos tampoco representan ningún beneficio para los locales. 

En los hechos, los cupones «3×2» implican que las tiendas compran la mercadería a un precio. Pero luego la cadena las termina llevando a que la vendan a otro inferior, obligándolas así a comercializar a pérdida, según testimonios aportados por varios ex titulares de tienda.

La otra irregularidad surge al momento de los inventarios, que denuncian que son confeccionados a fin de mes en forma unilateral por dicha cadena. 

La mecánica consiste en que empleados externos hacen el recuento de artículos y a la semana siguiente la central le comunica a la tienda los resultados. 

Luego explican que la cifra, por lo general, tiende a ser negativa pero los «socios» no tienen posibilidad de corroborarlo, según afirman.

Eso fue lo que le sucedió, por ejemplo, con Santiago Randado. En lugar de obtener una ganancia de $42.000, como le habían prometido, ya el primer mes le informaron de palabra que había perdido $130.000 en su tienda de Cabildo al 3822, en el barrio de Núñez.

Luego, agobiado por las deudas, el concesionario tuvo que cerrar el 9 de septiembre pasado, tan sólo dos meses después de la apertura, sin que le devolvieran las garantías en poder de DIA ni le rindieran liquidaciones. Su cuerpo igualmente le pasó factura: en ese lapso bajó 10 kilos.

«Son pérdidas truchas, un inventario daba que faltaban cuatro televisores en un negocio que no vendía electrodomésticos», explica el abogado de los denunciantes. 

«Con esa pérdida te están cobrando la franquicia o concesión, ese es el truco para endeudarte«, agrega el letrado.

Alfonso Piteo también se fue a la quiebra. Tuvo a su cargo tres tiendas en concesión y en todas, asegura que se registraron pérdidas similares, aún cuando la recaudación por ventas llegaba a $1 millón por mes.

Tras elevar las primeras quejas, el gerente zonal de Burzaco se apersonó y le sugirió que vigilara a los empleados, mientras que a sus dependientes les advirtió que Piteo administraba mal el negocio.

«Me decía, como a otros, que los empleados y los clientes me robaban la mercadería. Pero la mayor parte de los productos no costaban más de $10. Es decir que para llegar a esos montos de rojo te tiene que faltar medio local», explica Piteo.

El colmo de la situación se produjo a los tres meses de abrir su primer local en Mataderos: la municipalidad le clausuró el negocio y, sin embargo, el inventario llegó a marcar pérdidas por 80.000 pesos.

«No sé de qué forma podía salir la mercadería si no entraba gente», señala el ex titular.

Para solventar el agujero, DIA insta a sus socios a refinanciar la deuda, que luego se convierte en una bola de nieve cada vez más grande atada a una elevada tasa de interés. 

Como resultado, muchos deben salir a vender sus bienes para pagar los «anticipos» que la cadena les otorgó en concepto de préstamo.

«En sólo dos meses tengo $140.000 de pérdida, que nunca me dijeron ni yo tuve el control de cómo se definió», afirma Pablo Galossi, un concesionario de Azul que también demandó a DIA.

Cierres
Ahogados financieramente, los supuestos «socios» de la cadena optan finalmente por bajar la persiana. 

En los casos en que se rehúsan a abandonar la sucursal, sostienen que DIA envía personal de seguridad para desalojarlos.

«Se van todos o corre sangre», le dijeron a Pedro, un empleado de la tienda ubicada en Nazca al 1600, en el barrio Santa Rita.

Junto con sus compañeros ocupó la tienda a principios de octubre para preservar los puestos de trabajo. El conflicto se inició cuando enviaron una carta a la sede central para que los reconociera como personal directo.

En respuesta, la sucursal fue cerrada y sus contratos rescindidos.

«Estos cierres sistemáticos (de locales) no se dan por una decisión natural de la empresa sino a partir de que la gente que ellos van tomando como trabajadores bajo diferentes modalidades se empiezan a dar cuenta que esos convenios son fraudulentos y que les produce un déficit en vez de ingresos«, afirma Alejandro, otro trabajador del local de Nazca al 1600.

En los últimos meses también fueron tomadas dos sucursales en Villa Crespo, ante la falta de respuesta del Sindicato de Comercio y las autoridades laborales.

A raíz del escándalo, el gremio liderado por Armando Cavallieri se reunió en octubre con los funcionarios del Ministerio de Trabajo para informar las «irregularidades» registradas en diversos puntos del país.

«Empezó a estallar la bomba en todas las franquicias porque los trabajadores están mal registrados y en realidad DIA es el verdadero empleador«, aseguró una fuente sindical que participó de la audiencia.

Fuente: IProfesional

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