Primero fueron las joyerías. Y ahora también los revendedores y clientes son “elegidos” por los delincuentes. La céntrica calle Libertad es la más afectada, pero también hay casos en Belgrano y Palermo.
El robo de joyas y oro a clientes que operan en locales de compraventa se duplicó en lo que va del año y las zonas más afectadas son la mítica calle Libertad, en el centro porteño, y otras arterias de Belgrano y Palermo.
La ONG Defendamos Buenos Aires advirtió que los atracos han crecido exponencialmente y esto se debe a que existe una gran demanda de alhajas y metales preciosos a consecuencia de la prohibición a la compra de dólares para ahorro.
En este sentido, el titular de la entidad, Javier Miglino, explicó que “con las medidas de restricción al dólar cada vez más gente se refugia en el oro, tanto a la hora de comprar como de vender y los delincuentes aprovechan esa situación”.
Desde hace un año los golpes contra joyerías de la calle Libertad son cada vez más frecuentes. Pero ahora han aumentado los asaltos a los clientes y revendedores.
De acuerdo a las denuncias que llegaron a Defendamos Buenos Aires, esta modalidad se incrementó un 100 por ciento en 2012 ya que en lo que va del año se llevan registrados 243 casos mientras que en 2011 sólo se habían reportado 120. “Un 80 por ciento de los atracos se produjeron en la calle Libertad y el resto se repartió en calles comerciales de Palermo y Belgrano”, puntualizó Miglino.
Los robos se producen bajo amenaza de arma de fuego o mediante arrebatos y todo suceden fuera de los locales. “Las víctimas son interceptadas por los delincuentes cuando llegan a los comercios o cuando los abandonan… De alguna manera, en muchos casos los ladrones están avisados de los movimientos de los clientes o bien hacen una inteligencia previa. Y la gente pasa un muy mal momento porque es despojada del oro o el dinero”, reveló Miglino.
En este marco, el abogado especuló que en algunos casos “se sospecha que las víctimas son marcadas desde dentro de los locales. Y casi nunca se recupera lo robado: las joyas desaparecen para siempre”.
Por último, el dirigente recomendó a los clientes adoptar algunas medidas de seguridad en caso de tener que comprar o vender oro, alhajas o relojes: “nunca trasladarse en transporte público, no tener contacto con desconocidos por la causa que fuere, no hacer comentarios sobre la operación realizada, solo acercarse a comercios tradicionales del barrio, averiguar el valor de la joya previo a la compra y/o venta y, de ser posible, evitar la calle Libertad ya que allí se han producido la mayoría de los robos”.