Clientelismo político de bajo nivel en Avellaneda

Cristina-en-VarelaSi el clientelismo político es uno de los actos más reprochables y contrario a un gobierno de inclusión, el clientelismo vinculado al engaño de los que menos tienen, que se los convoca para recibir una ayuda del Estado en base a los datos con los que cuenta en este caso el ANSES, es además de reprochable, repudiable.

En este caso que vamos a informar el engaño es doble, por un lado a madres jóvenes con hijos bebés y por el otro a la propia presidente de la Nación Cristina Fernández de Kirchner, al movilizar a madres desde las puertas mismas del ANSES Avellaneda, a cargo de la renunciada concejal Magdalena Sierra de Ferraresi, al acto que la presidenta hace unas horas realizó en el partido de Florencio Varela al sur del conurbano.

El mecanismo fue el siguiente según lo que denuncian varias de las madres engañadas, recibieron un llamado de parte de una empleada del ANSES que se identificó como Paula, convocándolas al acto del día jueves en Florencio Varela que terminó suspendiéndose para el día de hoy por el mal tiempo. La opción era que se movilicen por su cuenta o bien concurran a las puertas del ANSES en Avellaneda en la calle French 58, desde allí saldrían en micros aportados por el municipio hacia Florencio Varela, y la tentación era que recibirían de manos de la presidenta una tarjeta de ayuda económica.

Hasta acá el hecho podría discutirse si es correcto que un gobierno inclusivo condicione recibir la ayuda al hecho de tener que movilizarse políticamente y para juntar gente para el acto, pero dicen que «la necesidad tiene cara de hereje» y muchas madres que necesitan asistencia concurrieron con la esperanza de tener una «ayuda». La realidad volvió a mostrar una de las peores caras de estos políticos sin escrúpulos que aplauden efusivos en los actos, saludan a la gente y cuando terminó la actuación, sin inmutarse ni importarles, le dicen a la gente que las tarjetas no llegaron y que no se las pueden entregar, tampoco les informan cuándo podrán retirarlas si es que es cierto que no llegaron por el motivo que sea.

Es decir, necesitaban llenar micros, demostrarle a la presidenta que tienen poder de movilización y armar una mentira que no los muestre frágiles, de paso con estas «maniobras» administran los recursos para sus propias agrupaciones en las que no escatiman recursos, son los mismos políticos que agitan el concepto de militancia para obtener incautos que terminen siendo «mano de obra gratis» para «difundir» sus actos, es decir que sean esos militantes los que defiendan lo indefendible, los que mientan y debatan en las redes las «virtudes» de unos pícaros que luego de saludar, sacarse unas fotos, se suben a sus autos de alta gama y terminan en restaurantes de Puerto Madero o disfrutando de las comodidades que les regala la política.

Mientras muchas madres, regresan de Florencio Varela cansadas con sus hijos en brazos, esperando a que los micros las regresen a Avellaneda y tengan que tomarse el colectivo que las regrese con las manos vacías a sus hogares. Habrá algunos que dirán que son errores que se cometen, pero todos sabemos que curiosamente esos errores no pasan en los actos de sus agrupaciones donde las cosas se organizan mejor, obvio que como es el clientelismo no existe tampoco en esos casos simetría, ya que el patrón mantiene una neta dominación, motivada por las dotaciones sumamente desiguales de capital social, simbólico y económico de patrones y clientes. Además de las diferencias producidas por el acceso desigual al poder estatal o económico, es la posición histórica de los agentes en el campo clientelar —su reconocimiento público como «necesitados» o «dispensadores»— lo que le da el carácter de un espacio históricamente constituido, con instituciones específicas y leyes propias de funcionamiento.

Es hora de que los vecinos, empecemos a no dejarnos arriar por «personajes» que se creen dueños del sillón que ocupan, y se olvidan que su función es la de representarnos a todos.

 

Por Marcelo Ricardo Hawrylciw

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