Además de apretados, los usuarios viajan con constante temor por el accionar de los ladrones. Ante la inacción policial y de las autoridades, los escrachan con fotos y videos en Internet. Piden medidas urgentes.
El miércoles, pasadas las 16:00 hs., una formación del subte de la Línea D se detuvo en la estación Plaza Italia. Los coches estaban llenos de gente. De pronto se escuchó la voz del motorman por los parlantes: «Atención, por favor. Se les recomienda cuidar sus pertenencias por presencia de pungas vomitadores». El alerta se relaciona a una modalidad con ladrones que literalmente vomitan en pleno viaje, y aprovechando la conmoción entre las personas proceden a robar teléfonos, carteras, billeteras y cadenas, entre otros elementos de valor. Se calcula que actualmente hay más de 400 pungas que «trabajan» en las seis líneas subterráneas.
Así lo denunció un grupo de usuarios, quienes difunden la actividad de los delincuentes en las redes sociales, básicamente por Facebook y Twitter, bajo la denominación «Pungas en el subte». Además de tener un registro contabilizado de los malvivientes, se realizan «escraches» con las fotografías o videos de los sujetos, muchas veces cuando llevan a cabo los ilícitos.
A partir de que la Ciudad de Buenos Aires se hizo responsable del manejo del subterráneo porteño, los usuarios organizados enviaron cartas a las autoridades ejecutivas. «Ningún funcionario nos llamó hasta el momento, ni siquiera de manera espontánea», señalaron en un mensaje, precisando que «no se soluciona lo que no se quiere solucionar».
Entre las cuestiones que proponen los indignados usuarios, insisten con difundir los rostros de los pungas en los televisores colocados en los andenes, para prevenir estos hechos. Asimismo, discuten realizar una movilización entre pasajeros para visibilizar aún más la problemática, que no es nueva, pero que continúa provocando innumerables percances.
El trabajo cotidiano también incluye marcar las modalidades y zonas. Así, se sabe que hay bandas que actúan en las escaleras, otras en los andenes y finalmente aquellas que operan dentro de los vagones. Cada una tiene particularidades. Uno de estos grupos, que los denunciantes identifican como «Los Gordos», realizan los atracos cerca de las puertas, cuando se generan amontonamientos.
Los pungas vomitadores están ganando espacio dentro del esquema de robos bajo tierra. En ese sentido, se determinó que un integrante del grupo simula estar descompuesto y en medio del viaje devuelve delante de todos, incluso manchando la ropa de los pasajeros. Por supuesto, la situación genera asco y conmoción, que es aprovechada por compinches para arrasar con todo lo que pueden.
«Hay que cortar la cadena corrupta, la connivencia con la policía. Los robos realizados por pungas se convirtieron en una caja», denuncian los pasajeros de subterráneos. Incluso, cuentan que hay sospechosas reuniones en determinadas estaciones, en días establecidos, que ellos mencionan como «jornadas de pago de coimas». En esas jornadas, cuentan, vale todo.
Para salir de esta situación se exige que «se sumen policías vestidos de civil, que pasen desapercibidos para los ladrones». También se recomienda a los usuarios que «aprieten sus pertenencias, las carteras y los celulares», mientras piden que «se acerquen a los turistas, para avisarles que estén prevenidos».