Bronca por auto del Gobierno de la Ciudad recontra infractor

  En el barrio porteño de Boedo, un vehículo de la Secretaría de Dirección de Mantenimiento del Espacio Público Comunal bloqueó una rampa para personas con movilidad reducida, obstaculizó la visión de la ochava e impidió el paso por la ciclovía. Todo por un lapso de dos horas. «Cuando le fui a decir ni me contestó, se río», contó un vecino que tiene un hijo discapacitado.

Debería dar el ejemplo, pero su actitud dista bastante de ser imitable.

El domingo por la noche, en el barrio porteño de Boedo, un auto del Gobierno de la Ciudad tapó el acceso a una rampa para discapacitados, trabó la ciclovía y obstaculizó la visión en la ochava. Completita la hizo. Y, además, no fue solo por unos minutos (lo que no avalaría la mala acción aunque al menos la podría atenuar), sino que se quedó más de dos horas. Estaba viendo el partido de básquet de San Lorenzo.

El hecho ocurrió en la intersección de Salcedo y 33 Orientales. Para colmo, afectó a una familia que tiene un chico discapacitado y vive en esa cuadra.

El padre del nene, para su sorpresa, vio que el conductor del auto Renault Megane patente HQM 665 tenía un cartel pegado en el parabrisas que decía que pertenecía a la Secretaría de Dirección de Mantenimiento del Espacio Público Comunal. Cuando llegó el conductor le reclamó por su despreciable acción, de un egoísmo y desinterés total, pero fue para peor, ya que encontró sorna del otro lado.

El hombre contó los detalles del caso: “Cuando lo veo al conductor, salí de mi casa y le dije que debería dar el ejemplo, que como puede dejar el auto ahí para que después los vecinos tampoco lo hagamos, no me dijo nada y se río. Incluso se enojó. Ahí salió mi mujer y me pidió que me meta para dentro, que no tenía sentido decirle más nada a alguien que ni siquiera pidió disculpas por lo hecho”.

El hombre, que prefirió mantener el anonimato por la situación de desigualdad que implica denunciar a un hombre del Gobierno de la Ciudad, aseguró que “vino con varios más, venían de ver el partido, no consiguió lugar y lo dejó en cualquier lado”.

Cabe destacar que el hombre cometió tres infracciones en una sola acción, todas importantes ya que ocasiona trastornos en quienes transportan silla de ruedas o cochecitos de bebé, aquellos que intentan cruzar y encuentran la visión obstaculizada y quienes andan en bicicleta.

Con total impunidad, el empleado del Gobierno de la Ciudad eligió chapear en un lugar equivocado y terminó meando fuera del tarro. Una actitud deplorable. Pero, principalmente, algo que no puede volver a ocurrir.

 

Fuente: Crónica

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