Avellaneda: Narcotráfico, ineficiencia judicial, policial y silencio político

Foto ilustrativa de panes de cocaína

Pasaron 4 días para que algún medio periodístico publique una noticia que por sí sola debería haber sido tapa de diarios y motivo de interés periodístico en los canales principales tan preocupados por la supuesta lucha contra el narcotráfico de la que hablan los líderes de la oposición y de la inseguridad que denuncian los vecinos de la provincia de Buenos Aires preocupados por el incremento de violencia y muerte en los robos.

Si bien la noticia es muy limitada, tanto que curiosamente a pesar de ser un gran procedimiento policial, no hubo participación a los medios de prensa del secuestro de 230 kilos de cocaína de máxima pureza y de otros kilos de flores de marihuana.

Se pudo saber que el viernes 26 de noviembre pasadas las 19:00 hs, en la intersección de las calles Av. Mitre y Gelly y Obes, en el barrio de Sarandí en una de las esquinas del Supermercado Coto, efectivos de la PFA, detuvieron a dos hombres que se desplazaban en un vehículo en el cual encontraron 150 ladrillos de cocaína, cada ladrillo equivale a 1 kilo de cocaína prensada, es decir de máxima pureza. Uno de los detenidos de 42 años, resultó ser un Sargento en actividad de la PFA con destino en la Unidad Antiterrorismo y luego de la detención se allanó la vivienda de su madre ubicada en la calle Casacuberta al 5700 de Wilde, donde encontraron 80 panes más de cocaína, casi medio kilo de cogollos de marihuana, una pistola marca Astra calibre 7,65 y 334.000 pesos.

La investigación la lleva adelante el Juez Federal Adrián Ignacio Ezequiel González Charbay de Campana en un expediente identificado como N° 408/2021, abierto en febrero pasado ante los funcionarios de la Justicia.

Hasta aquí la breve pero importante información que se conoció y que avala lo que desde El Sindical vengo sosteniendo como causal del incremento de delitos graves, la droga, pero más aún, confirma las sospechas de que existe una ineficiente justicia o connivencia con el narcotráfico y mientras cada tanto hacen estadística con los «perejiles» de la droga, adictos que venden lo que pueden conseguir, estirar y vender para financiar su adicción.

Con la llegada de Julio Conte Grand a la Procuración General de la provincia de Buenos Aires, el señor JEFE DE LOS FISCALES el narcotráfico creció y solo se veían las payasadas de Cristian Ritondo mostrando supuestos búnker de drogas donde los secuestros no superaban los 50 gramos de pureza y los supuestos narcos lejos de vivir como Pablo Escobar vestían con ropas sucias y rotas, durante su gestión fueron contados con los dedos de una mano los allanamientos a delincuentes que se podría decir según sus parámetros eran narcos.

Hace unos 20 años Avellaneda dejó de ser un lugar de paso de drogas, cocaína para ser un punto importante de venta y distribución, eso lo saben las autoridades pero miran para otro lado. Y ese mirar para otro lado a muchos fiscales, policías y políticos les ha permitido vivir con lujos que nunca hubieran podido acceder de forma honesta.

Cada tanto han dejado trascender a la prensa que se encontraron por ejemplo 1000 kilos de cocaína en uno de los depósitos fiscales de Gerli-Sarandí, 500 kilos de cocaína en un estacionamiento de la Av. Belgrano y España en pleno centro de Avellaneda, vínculos de barras de Boca con el tráfico de cocaína desde Sarandí a Uruguay y la nunca cerrada investigación del enfrentamiento a tiros entre policías de drogas de la PFA y la Bonaerense en la estación de servicios Shell del Acceso Sudeste y el ex Auchán donde murió el Comisario jefe de Drogas Peligrosas de Avellaneda- Lanús. Tampoco se investigó el suicidio de un Sargento de la DDI en un hotel de Sarandí donde se encontró drogas y dinero.

Demasiadas cosas graves que la justicia no ha investigado, el primer jefe de los fiscales es el Fiscal General Guillermo Castro Moure, ex fiscal de la UFI 4 de Avellaneda, fiscalía temática de drogas y violencia institucional, una conjunción incompatible, ya que el fiscal que tiene que investigar sobre drogas también es quien debe investigar las denuncias contra la policía, mucho poder para un funcionario judicial, poca productividad de quien teniendo mucho hace poco.

Pero para que Guillermo Castro goce de la comodidad del cargo y deje por acción u omisión que Lanús y Avellaneda sea un paraíso para los delincuentes donde se abusa del Art. 161 C.P.P, no se investigan las denuncias, mucho menos las de corrupción de funcionarios públicos debe existir el visto bueno de la Procuración General que al parecer ni Julio Conte Grand, su adjunto y sus secretarios se enteraron a la fecha de los reclamos de los vecinos por el pésimo trabajo de los fiscales y en la única intervención de la Procuración para ordenar el trabajo de los fiscales todo terminó en un escándalo de denuncias cruzadas en el Departamento Judicial de Lomas de Zamora donde los fiscales generales se denunciaron en la justicia por delitos graves y algunas de esas denuncias apuntan al propio Procurador General.

Por el lado del municipio de Avellaneda, las sospechas de encubrimiento de ciertos puntos de venta de drogas se robustecen con este allanamiento en Wilde, a metros del domicilio donde se encontraron más de 80 kilos de cocaína, marihuana y el arma, hay un domo municipal, es decir, que en 24 horas los 7 días de la semana, ningún operador del Centro de Monitoreo advirtió nada, raro, igual de raro que la ceguera del domo ubicada en la intersección de las calles Nazar y Tapalqué donde roban varias veces por mes, donde mataron en un robo a un vecino, algunos de los hechos con cobertura de los grandes medios, pero nada cambia, el domo está ahí y a su alrededor hay un paraíso de la droga libre.

El actual jefe de drogas de Lanús- Avellaneda es el Comisario Juan Pablo Barberis, quien tiene trayectoria en comisarías de Avellaneda donde no faltaron las sospechas, fue miembro de drogas hasta que se investigo la división por irregularidades, algunos recordaran las denuncias y el video en los medios donde encontraron droga escondida en los cielo rasos de la división y pasado la tormenta volvió a donde se siente cómodo y donde parece es útil para sus jefes, sino no se explica que alguien así regrese y como jefe de una división con más sospechas que procedimientos, lo poco hecho a la fecha es solo estadística, adictos con 15 o 20 bolsitas que no llegan a 5 gramos de pureza en lo que venden, mientras pasan frente a las narices de estos policías miles de kilos de cocaína por día.

La conclusión es que existe connivencia, desde el municipio nunca han explicado sobre las cámaras y su funcionamiento, por el contrario el ahora secretario de seguridad Marcelo Rey llegó ascendiendo en medio de denuncias y escándalos, algunas de esas denuncias se judicializaron, pero no prosperaron, las denuncias más graves contra funcionarios del municipio se archivaron la firma del fiscal Guillermo Castro que al ascender sumó el apellido Moure, pero es el mismo garante de la impunidad, es el mismo ex titular de la UFI 4 que nunca profundizó en una investigación sobre corrupción policial y el vínculo de un taller mecánico con narcos y policías de drogas, con ramificaciones en partidos como Quilmes, Lanús, Esteban Echeverría, Lomas de Zamora, solo voy a decir por ahora que en uno de estos partidos un familiar del fiscal participa en política y tiene dudosos aportantes de campaña.

Pero no solo se puede objetar y señalar la falta de transparencia a la Procuración General Bonaerense, en este «gran juego» de cada cual atiende su juego, la PROCUNAR, a cargo del Fiscal General Diego Alejo Iglesias, que cuenta con «experiencia» en la zona sur ya que fue fiscal federal en Lomas de Zamora, parece limitar su trabajo a nada, porque no tengo presente intervención alguna en la detención de algún narcotraficante, entonces surge la pregunta obvia, ¿qué hace la PROCUNAR?, ¿puede alguien que fue fiscal federal en Lomas de Zamora ignorar la realidad del narcotráfico?, narcotráfico que en Lomas se vincula al delito organizado incluyendo el terrorismo. Ergo, algo no estaría funcionando bien.

Hay otra realidad de la que todos los involucrados no quieren ni hablar, las adicciones en los funcionarios públicos, sí TODOS los mencionados, no es un dato menor porque estamos en manos de adictos que deben administrar justicia, investigar o cuidar a los vecinos, ¿qué puede salir mal?.

La última conclusión tiene que ver con el «blindaje» de los medios de prensa, empezando por los medios locales que ni se animan a hablar del crecimiento de la droga, que no publican las denuncias de los vecinos y es obvio que ese silencio tiene también compensación, así, algunos que se autotitulan Foro Vecinal de Seguridad Avellaneda, como Marcelo Frecha, le «venden» a los vecinos una realidad que es parcial.

Por Marcelo Ricardo Hawrylciw

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