Investigadores del Conicet y la Universidad Austral descubrieron que una pequeña dosis de interleuquina-1 beta puede fortalecer las células beta productoras de insulina y evitar su deterioro. El estudio, realizado en animales, ya comenzó a analizarse en muestras humanas.
Un reciente hallazgo contra la diabetes realizado por un grupo de científicos argentinos abre una nueva ventana en la prevención y el tratamiento de esta enfermedad crónica. Los investigadores comprobaron que una pequeña dosis de la molécula inflamatoria interleuquina-1 beta puede reforzar las defensas de las células beta del páncreas, responsables de producir insulina, lo que permitiría protegerlas de futuros daños.
La diabetes es una de las enfermedades metabólicas más extendidas en el mundo y se activa cuando el organismo no produce suficiente insulina o no la utiliza de manera adecuada. En la diabetes tipo 1, la producción de esta hormona es prácticamente nula; mientras que en la diabetes tipo 2 existe una resistencia a su acción. Cada 14 de noviembre se conmemora el Día Mundial de la Diabetes con el objetivo de visibilizar su impacto.
Según la Federación Internacional de Diabetes, en Argentina convivían con la enfermedad 4,3 millones de personas en 2024, una cifra que podría escalar a 5,9 millones para 2050. A nivel global, más de 500 millones de personas viven con algún tipo de diabetes, lo que convierte a cada avance científico en un aporte de enorme relevancia sanitaria.
El trabajo, desarrollado por el Laboratorio de Inmuno-Endocrinología, Diabetes y Metabolismo del Instituto de Investigaciones en Medicina Traslacional (IIMT) —dependiente del Conicet y la Universidad Austral—, demostró que bajas dosis de interleuquina-1 beta fortalecen a las células beta, mientras que cantidades elevadas provocan su muerte y contribuyen al desarrollo de la enfermedad. Esta molécula inflamatoria, clave en el sistema inmunológico, participa en procesos como la fiebre y la respuesta frente a virus y bacterias.
“El desarrollo de la diabetes no es de un segundo para otro, sino que las células beta se deterioran progresivamente y a veces cambia la velocidad. Creemos que este hallazgo aplica para ambos tipos de diabetes, porque conocer mejor estas células implica, en un futuro, una herramienta potencial para mejorar cuando se están deteriorando o cuando ya se deterioraron”, explicó Marcelo Perone, investigador del Conicet y director del IIMT.



