Nuevo enfoque al género policial al reconocer al Cabo Bayer su condición sexual la Policía Federal Argentina

Mucho fue lo que tuvo que bregar en los últimos años la esbelta y simpática Cabo Micaela Bayer para que la Policía Federal respetara su condición de transexual decidida a adoptar una identidad diferente con la que ingresó a la fuerza hace 14 años cuando su aspecto muy diferente al que luce hoy cerraba más en torno a la figura de un joven dispuesto a ocupar el lugar reservado para los hijos de los uniformados caídos en cumplimiento del deber y ni imaginaba que un día iba a tomar coraje para encarar al poder y relatarle sus infortunios por haber nacido en un cuerpo equivocado.

Micaela, de 34 años, cansada de la discriminación que sufría en su trabajo en la Federal, donde se desempeña en el área de Pasaportes, un día de 2011 fue a un locutorio cercano a la sede del Ministerio de Seguridad y redactó una nota a la ministra Nilda Garré en la que le expuso su situación cada vez más complicada a partir de las actitudes entre burlonas e hirientes que jefes y compañeros tenían para con ella.

La respuesta fue inmediata y contundente, al extremo que no solo quedó resuelto su caso sino que permitió abrir una puerta para atender toda complejidad vinculada a cuestiones de género en la Policía. “Yo venía padeciendo situaciones de discriminación pero me las aguantaba porque no me quedaba otra”, indicó la cabo Bayer a HISTORIAS DE VIDA al recordar como tomó la decisión de remitir la carta a Garré.

Una de las motivaciones que tuvo fue que le dieron el pase al Comando Radioeléctrico, que opera en el departamento Central de Policía, donde su condición de transexual podía llegar a generar muchas más resistencias y reparos que su destino anterior. “Siempre traté de cumplir mi objetivo de ser mujer” señaló, lo que en su carrera en la institución policial le valió miradas inquisidoras, desplantes y maldades diversas como, por ejemplo, llamarla delante de los que estaban haciendo un trámite por su nombre de varón con que todavía hoy la identifica su DNI cuando ya lucía plenos atributos femeninos. “La gente me miraba y no entendía nada”, rememoró ahora entre risas.

Más que sobrina, amiga No menos singular era lo que ocurría con el uso del baño, donde en el de los caballeros su porte femenino no cuadraba y en el de mujeres, donde algunas compañeras no querían que los usara. “Así y todo también tuve compañeros con buena onda”, dijo, para recordar que su transformación hacia lo que es hoy comenzó paulatinamente en 2005. “Primero fue un arito, después el corte de cabello y más tarde las hormonas que me aplicaba en el Hospital Durand y hacía que me pusiera fajas para que no se me notaran los senos”.

Dos años después, ya había agregado busto para conformar la versión actual de Micaela. Inés, la madre de Micaela, siempre prestó atención que su hijo menor, que nació meses después que su marido, el policía de la Federal Marcos Bayer, muriera en 1977 tras ser herido en un enfrentamiento en el que salió en defensa de un compañero. A la mamá “le costó aceptar la decisión que tomé y con mis dos hermanos Martín y Rubén también hablé mucho del tema.

Mis sobrinos -subrayó- vinieron con muchos menos prejuicios. Como será que mi sobrina Melisa me dijo un día ‘no te hagas problema, para mí sos mi tía pero si a la abuela le molesta, delante de ella te digo tío’”. “Pero por suerte ya se ven otros cambios. Sin ir más lejos fui a hacer un trámite personal a una dependencia policial donde me conocían, pero aunque mostré mi DNI original, me trataron de señora”, afirmó con la inocultable felicidad de haber ganado la batalla.

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