Un juez denunció que fue amenazado por policías de civil en un insólito operativo

Alejandro Cilleruelo dijo que fue detenido en Lugano por cuatro efectivos que se movilizaban en un auto particular y que le apuntaron con sus armas. El magistrado tiene custodia de Gendarmería porque recibió amenazas por investigar una red de prostíbulos que operaría con protección policial.

El juez de instrucción Alejandro Cilleruelo denunció que cuatro policías de civil, que se movilizaban en un auto viejo y descuidado, lo interceptaron en cercanías del complejo habitacional porteño Lugano I y II, cuando se desplazaba con su custodia, y amenazaron con matarlos a todos.

«íBájense porque los matamos, hijos de puta!», le gritó al juez uno de los policías, quien «se encontraba sumamente exaltado, con sus ojos vidriosos, enrojecidos y fuera de órbita», según consta en la causa judicial iniciada a raíz del episodio.

Cilleruelo tiene custodia de Gendarmería desde hace aproximadamente un año, cuando comenzó a recibir amenazas después de detectar una red de prostíbulos de la Capital Federal que estaría operando bajo la protección de efectivos de la Policía Federal.

Los hechos ocurrieron el viernes 23 de abril, sobre la Avenida Cruz en dirección hacia la Avenida General Paz, en la parte posterior del Colegio Industrial Delpini. Cilleruelo estaba con sus custodios a bordo de un automóvil VW Polo rojo.

Según relataron los testigos, el auto fue interceptado por el Peugeot en que se desplazaban los cuatro policías, que se bajaron con armas en mano y le apuntaron al juez y a los gendarmes.

Uno de los custodios advirtió que estaban trasladando a un juez, por lo que quien parecía estar a cargo del operativo intentó terminar con la situación y les ordenó: «sigan, sigan». Pero el magistrado se bajó del auto, se identificó y pidió que hicieran lo mismo los policías. Pero en la causa sólo figuran el «subinspector Vegega» y el «sargento primero Olivieri».

«Carecían de todo tipo de identificación a la vista, como ser gorras, chalecos o pectorales con la inscripción de la Policía Federal, vistiendo con ropa común pero desalineada», detalló el juez, tras describir «la excesiva e injustificada violencia» de los policías.

El juez radicó la denuncia en la Comisaría 52, cercana al lugar de los hechos, y pidió la intervención de la división Asuntos Internos de la Federal. Mientras esperaba que lo atendieran para exponer los hechos, un oficial mayor identificado como «el subcomisario Priolo» se habría comunicado con Gabriel Bustos, un secretario judicial de Rogatorias que suele trabajar con Cilleruelo, para pedirle que intercediera para evitar la denuncia. La investigación quedó a cargo del juzgado de instrucción número 22.

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