Un hombre perdió un brazo atacado por su propio rottweiller

atacado por RottOcurrió en Neuquén. La víctima fue a guardar el auto al garaje y su perro lo mordió durante 12 minutos, hasta que un vecino lo mató. Lo tenía por seguridad.

Hay quienes dicen que los perros rottweiller son tiernas mascotas que, bien criados, son indefensos y cariñosos. Otros aseguran que son por naturaleza peligrosos, por su capacidad de ataque y voracidad. Emilio Muñoz, un hombre de 44 años que vive en Neuquén, confiaba ciegamente en Otto, su mascota, y a la vez, sabía que le brindaba seguridad. Ahora lamenta la pérdida de su brazo, ya que fue atacado sorpresivamente por el animal, y si no perdió la vida fue gracias a la ayuda de un vecino, que terminó sacrificándolo.

«No me había mordido nunca. Lo tenía desde cachorro. La verdad que no entiendo por qué mi rottweiler me arrancó un brazo», dice Muñoz, aunque sabía que el perro era capaz de asesinar. Ya lo había hecho dos veces, cuando en distintos episodios entraron a robar a su casa, donde vive solo. «Lamento la gente que murió ahí adentro, pero eran ladrones. Uno fue adentro de mi dormitorio y el otro fue en el patio», dijo desde el hospital Castro Rendón, donde tuvieron que amputarlo. «Me estabilizaron, me pasaron a quirófano y ahí me dijeron que iba a perder el brazo».
Emilio tenía dos rottweiller, Otto, de cuatro años, al que su vecino mató después del ataque con un collar de ahorque, y Pitu, la perra de tres años que ahora quedó sola en la casa y con la que aún no sabe qué hacer. Los trajo a la casa por seguridad, cansado de los robos que había sufrido. «Cuando pasaba alguien por la vereda más o menos sospechoso, solían desesperarse. De hecho tuve siete robos en cuatro años y medio, y lo que me salvó son los perros. No alcanzó con las rejas y la alarma que tengo», contó el hombre a Clarín.
Pero la agresividad de los perros solo se había despertado ante extraños, jamás contra él ni sus allegados. Hasta el sábado. «Terminamos de cenar con mi novia y fui a guardar el auto, que lo tengo entre el portón y mi casa, a unos 10 metros. Salí y los perros siempre vienen a saludarme», relató. «Cuando guardé el auto avanzaron de la cucha hacía el portón a saludarme, como siempre. Y en el momento que toco a los perros, Otto me muerde el muslo. Le exijo que me suelte. Me suelta, y me toma el antebrazo izquierdo y después el brazo«, recordó.

«En ese instante mi novia escucha, sale de casa y pide ayuda a los vecinos. Todo ese tiempo, que habrán sido unos 10 o 12 minutos me estuvo mordiendo, nunca me soltó».

Afortunadamente para Muñoz, la llegada de Luis Molina, su vecino, fue a tiempo. «Él trabajó en mi casa de sereno cuando yo la estaba construyendo y conoce a Otto de cachorro, pudo llegar al lugar y ponerle al perro el collar de ahorque en un momento que me soltó, porque estaba cansado o no sé por qué me dejó. Le puso el ahorque, y aunque ya estaba la Policía, le dije que lo mate. Y con el collar de ahorque lo mató».

El dueño no comprende el comportamiento agresivo de Otto, sobre todo porque Pitu, que es de la misma raza, no reaccionó en absoluto. «La perrita estuvo en la cucha en todo momento, es más, se acercó varias veces y me daba lengüetazos y lo raro es que no lo atacó a Otto para defenderme, ni lo ayudó a él a atacarme». La perra quedó en observación en la dirección de Zoonosis de la Municipalidad de Neuquén, mientras que el cadáver de Otto será sometido a una serie de estudios veterinarios que traten de dar alguna respuesta a semejante arranque de agresividad.

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