Ucrania moviliza a sus tropas por temor a una guerra con Rusia

tropas-rusas-UcraniaEl gobierno de Kiev dio la orden de movilizar todas sus tropas, ya que buques rusos rodearon los principales objetivos militares y costas en Crimea, una región estratégica en las costas del Mar Negro.

El temor de una inminente guerra crecía hoy con los minutos en Ucrania, luego de que el gobierno en Kiev dio la orden de movilizar todas sus tropas y soldados y buques rusos rodearon los principales objetivos militares y costas en Crimea, una región estratégica en las costas del Mar Negro.

Mientras en Kiev decenas de miles de manifestantes se congregaron nuevamente en la Plaza de la Independencia para repudiar un eventual ataque militar de Moscú, las imágenes que llegaban desde Crimea revelaban la rápida escalada que están protagonizando Rusia y la ex república soviética.

Soldados en uniforme pero sin insignias que permitan identificarlos rodearon hoy las principales bases e instalaciones militares en Crimea, en muchos casos bloqueando cuarteles con decenas y cientos de tropas ucranianas adentro, informó la agencia EFE.

Manifestantes con banderas rusas apoyando a los soldados que rodeaban los cuarteles y se cruzaban con las madres y los familiares de los guardias ucranianos que se acercaron para acompañar a sus seres queridos rejas de por medio.

Mientras tanto, cuatro buques de guerra enviados por Moscú llegaron hasta las costas de la ciudad de Sebastopol, en la región de Crimea, según la cadena de noticias británica BBC.

Horas después, la tensión y la incertidumbre aumentó cuando se conoció un video en internet que mostraba al recién nombrado jefe de la Armada ucraniana, Denis Berezovski, jurando lealtad al «pueblo crimeo».

El ministro de Defensa ucraniano, Vladi­mir Zamana, desmintió la supuesta deserción del jefe militar, pero la agencia de noticias rusa Interfax informó que el gobierno en Kiev pidió abrir un proceso por traición a Berezovski.

El medio ruso además reportó que el nuevo primer ministro prorruso de Crimea elegido por el Parlamento local hace tres días, Serguei Axionov, anunció la creación de una Marina de Guerra autónoma, liderada por el propio Berezovski.
Esta pequeña región autónoma ucraniana no es ajena a la presencia militar rusa.

Después de la caída de la URSS y la independencia de Ucrania, Moscú mantuvo una tensa relación con su vecino hasta que en 1997 acordaron mantener la base rusa de Sebastopol, hogar de la Flota Rusa del Mar Negro.

El Mar Negro no sólo es una zona estratégica para las rutas comerciales, sino principalmente porque allí pasan muchos de los gasoductos y oleoductos trazados por Rusia y sus aliados para evitar países como Ucrania y Bielorrusia, que en la última década se acercaron a la Unión Europea (UE).

La semana pasada, y tras meses de una violenta crisis política, el presidente pro ruso Viktor Yanukovich huyó del país y un nuevo gobierno interino compuesto por los líderes de la oposición, que reclamaban un acercamiento con la UE, asumió el poder en Kiev.

Rápidamente la relación entre Ucrania y Rusia se tensó y degeneró en una escalada militar entre los dos países.

Apenas horas después que Moscú decidiera movilizar sus tropas para «estabilizar» la situación en Crimea, el Parlamento ucraniano se reunió esta mañana y ordenó poner en alerta a toda su fuerza militar y convocar a los reservistas para enfrentar un eventual ataque de la potencia vecina.

«Esto no es una amenaza. Esto es realmente una declaración de guerra contra mi país», sentenció ante el pleno de los diputados el primer ministro interino, Arseny Yatseniuk.

El político pro europeísta fue uno de los principales líderes de las protestas que acosaron al gobierno pro ruso del depuesto presidente Yanukovich durante tres meses hasta conseguir tomar el poder la semana pasada.

Luego, el premier interino habló en inglés por la televisión y pidió ayuda a las potencias occidentales: «Estamos al borde del desastre», advirtió.

El dramático pedido del premier ucraniano y la evidente escalada militar en Crimea provocó la reacción inmediata de sus socios externos.

Francia y Reino Unido suspendieron hoy su participación en las negociaciones preparatorias para la próxima cumbre del G8 en la ciudad rusa de Sochi -a principios de junio- mientras que Estados Unidos amenazó con boicotear completamente la reunión.

Putin «podría no tener la cumbre del G8 en Sochi y él mismo podría perder su lugar en el bloque si esto continúa», advirtió el secretario de Estado norteamericano.

El jefe de la diplomacia de la Casa Blanca dio hoy varias entrevistas a canales de televisión estadounidenses y no dudó en calificar la delicada situación en Crimea como «un increíble acto de agresión» por parte de Rusia.

Kerry no quiso adelantar cuál será la reacción de Estados Unidos si la escalada militar continúa avanzando en Crimea, pero lanzó una clara amenaza: «Todas las opciones están sobre la mesa».

La posición oficial del gobierno ruso es que movilizaron sus tropas en Crimea solamente para defender a los ciudadanos rusos que viven en esa región y que, según Moscú, son amenazados por los nacionalistas que tomaron recientemente el poder en Kiev. Un argumento similar al que utilizaron en la guerra con otra ex república soviética, Georgia, en 2008.

El secretario general de la OTAN, el danés Anders Fogh Rasmussen, también condenó hoy el avance militar de Rusia y acusó al presidente Vladimir Putin de «violar los principios de la Carta de las Naciones Unidas».

«Es una amenaza para la paz y la seguridad en Europa», sentenció antes de ingresar a la reunión de emergencia a puerta cerrada que convocó la OTAN para tratar la situación en Ucrania.

Anoche el Consejo de Seguridad de la ONU tuvo su propia reunión de emergencia en Nueva York, pero no se llegó a ningún acuerdo.

Tanto Rusia como las potencias occidentales que apoyan al gobierno interino de Ucrania (Estados Unidos, Francia y Reino Unido) tienen poder de veto para frenar cualquier resolución de Naciones Unidas sobre el tema.

La inminencia de un posible guerra también encendió alarmas en el Vaticano.

El papa Francisco dedicó parte de su Angelus dominical para hacer «un profundo llamado a la comunidad internacional para que apoye toda iniciativa en favor del diálogo y la concordia».

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