En Capital Federal se roban más de 500 celulares por día, según datos del sector, y el delito crece en paralelo con la proliferación de un mercado negro que ofrece teléfonos móviles hasta un 70 por ciento más baratos.
Según la Cámara de Informática y Comunicaciones de la República Argentina (CICOMRA), en el país hay en servicio 50.412.200 teléfonos móviles, la gran mayoría operando con tarjetas prepagas. Al boom de ventas de aparatos de alta gama, como los equipos táctiles, se le suma la febril actividad de “cuevas” que ofrecen aparatos con o sin chip a valores mucho menores.
Fuentes del sector explican los celulares son uno de los bienes más apetecidos por los delincuentes. Y no sólo de los arrebatadores. Los ladrones que asesinaron a puñaladas a un carnicero el último martes en un comercio de Pompeya, le sustrajeron su billetera y su celular.
El legislador porteño Juan Cabandié (Encuentro Popular por la Victoria) presentó una iniciativa en la Legislatura que apunta a generar un registro obligatorio de los vendedores de teléfonos usados en el ámbito de la Ciudad con el fin de frenar la comercialización de celulares robados.
En tanto, los comerciantes que operan con mercadería importada, deberán registrar los respectivos certificados aduaneros de importación, y tendrán que exhibir la constancia de inscripción en un lugar fácilmente visible para los consumidores. Para aquellos que no acrediten la “adquisición legítima” de los equipos, la norma prevé multas que van de los 600 a 10.000 pesos y decomiso de las mercaderías y/o clausura del local.
En los fundamentos del proyecto se destaca que un relevamiento de la Policía Federal, de noviembre pasado, registra, en promedio, unas 400 denuncias por robo de celulares por día en comisarías de la Ciudad. “Por eso decidimos impulsar este proyecto, cargando de mayor responsabilidad a los comerciantes, de modo que verifiquen qué tipo de mercadería están comercializando”, señala Cabandié.
Para el especialista en seguridad, Luis Vicat, las cifras son superiores. “Mucha gente no hace la denuncia por distintos motivos, por ejemplo, por haber adquirido el aparato a los denominados bolseros, que en general operan con la delincuencia. Estimo que por día sólo en Capital se producen 500 robos”, enfatiza.
El canal ilegal
Fuentes del sector coinciden en que el mercado negro de telefonía celular es uno de las causantes del crecimiento de este tipo de delito. En algunas “cuevas” se venden teléfonos móviles a un 50 por ciento de su valor comercial.
“En realidad los de alta gama, aquellos táctiles o con teclado incorporado y funciones similares a una computadora portátil, se venden un 50 por ciento menos. Pero los aparatos de baja gama, los que tienen las cámaras inutilizadas o sólo sirven para hablar, pueden costar hasta un 70 por ciento menos” cuenta Vicat.
El experto en seguridad explica que “el mercado negro alimenta un circuito ilegal que comienza con los ladrones. En cierto modo es como el negocio de las autopartes. Los celulares robados vuelven al circuito a través de bocas de expendio marginales, ubicadas en las cercanías de las estaciones de trenes o en la zona de Corrientes y Pueyrredón, en el barrio de Once”.
Los “bolseros” se nutren de celulares truchos o equipos robados. “A las empresas de telecomunicaciones no les conviene reconocer esta situación. Este delito prolifera por lo que mueve detrás. Los bolseros ofrecen aparatos con chip o con línea, y te los entregan con o sin el chip incorporado”, sostiene Vicat.
Las zonas “calientes”
Fuentes del sector indican que los barrios que concentran la mayor tasa de robos de celulares son el microcentro, Constitución, Retiro, Abasto, La Boca y San Telmo.
Vicat apunta que en “la zona del Abasto no sólo hay arrebatos sino que directamente los transeúntes son golpeados y luego despojados de sus bienes. También son blanco de los ladrones los chicos que regresan del colegio, ya que algunos tienen aparatos de alta gama”.
Para Vicat el tramo de avenida 9 de julio comprendido entre Independencia y Belgrano, y el de avenida Córdoba hasta la zona de Retiro representan verdaderas “zonas calientes” del delito. En este sentido, concluye que “si hablás por celular por allí, no tenés garantías”.
Fuente: Diario Popular
