Secuestraba chicas, las llevaba a su casa y luego las violaba: así cayó detenido

  Podrían ser más de 10 casos, pero hay probados -al menos- 3. Pasó 15 años preso por abuso y cayó nuevamente detenido.

Estuvo preso 15 años por abuso sexual, cumplió su condena en enero de 2017, incluso con un “10” en conducta y luego se mudó a la localidad de Ituzaingó, supuestamente dispuesto a dar inicio a una nueva vida. Pero -sin embargo- todo fue más de lo mismo. El hombre fue nuevamente detenido este fin de semana, acusado de violar a tres chicas aunque -en realidad- se cree que sus víctimas fueron más de.

Sucedió en febrero pasado cuando comenzó a merodear la zona de Villa Devoto, en la Capital Federal. Especialmente las paradas de colectivos y mucho más precisamente, aquellas en las cuales había chicas que se encontraban solas. Así atrapaba por sorpresa a sus víctimas: las amenazaba con un arma y luego las obligaba a subir a un auto. Algunas pudieron escapar del acecho del violador, pero hay al menos tres que nunca pudieron hacerlo.

Una vez que lograba subirlas al vehículo, les tapaba el rostro con unas antiparras con los cristales pintados de negro, las llevaba a su casa y las violaba.

Luego, insólitamente, las llevaba de regreso hasta Devoto.

Este fin de semana fue detenido en la misma casa donde cometía los abusos, en la calle Ayolas 2800 -partido de Ituzaingó-, y de inmediato (durante la semana) enfrentará cara a cara a algunas de sus víctimas: estarán las que fueron abusadas y también algunas que pudieron escapar pero que igual podrían reconocerlo. Según fuentes policiales, podrían ser más de 10 los casos.

El detenido es un hombre de 61 años de edad, contra quien -en abril, mayo y junio-, tres mujeres efectuaron denuncias similares en la comisaría 45° de Villa Devoto y a partir de allí se inició la investigación.

Una de las víctimas -una joven de 23 años de edad- pudo dar mayor precisión algunos datos del agresor y contó que fue violada y luego obligada a practicarle sexo oral y también a ponerse ropa interior provista por el agresor. Después de los abusos, que duraron casi cuatro horas, la joven fue llevada de nuevo a la ciudad de Buenos Aires y liberada.

Además de la zona en donde fue capturada, el dato de las antiparras para no ver el recorrido resulta clave en la investigación. “Según lo que dijeron las chicas, es una especie de anteojera con los vidrios pintados de negro, como si fuera una máscara de soldador”. Desde Villa Devoto hasta Ituzaingó hay más de 20 kilómetros, en donde las víctimas perdían totalmente la referencia de dónde habían sido llevadas. Algunas lograron reconstruir la secuencia y dijeron que llegaban a una casa con “piedritas” en la entrada. Según la intervención policial, la casa del abusador sería compatible con esos testimonios.

Una vez que entraban a la casa, que era alquilada, las llevaba a una pieza de tres metros por tres metros, en donde sucedían los abusos.

La detención se llevó a cabo por la División Delitos Contra la Salud de la Policía de la Ciudad de Buenos Aires, a cargo del comisario Ricardo García Iriarte. Al agresor lo venían siguiendo de cerca mediante la implementación de cámaras de seguridad de la zona donde levantaba a sus víctimas.

Según la causa que lleva adelante el Juzgado Criminal y Correccional 31, a cargo de Marcelo Conlazo Zavalía, todos los hechos ocurrieron a partir de febrero de este año. La última denuncia se hizo hace 20 días.

Después de recuperar la libertad en enero, el imputado abrió una cuenta en la red social Facebook en la que la mayoría de sus contactos eran chicas jóvenes, aunque todavía no está claro si también utilizaba esa vía para buscar a otras víctimas.

“El acusado puso a la venta un auto de color rojo después de un intento de secuestro que se frustró porque la víctima escapó corriendo y a los gritos. Creemos que después de eso vendió el auto, pero no cambió su modo de actuar”, contó una fuente confiable de la investigación.

Según fuentes policiales, el detenido trabajó y estudió en prisión, tenía 10 en conducta y no contaba con sanciones disciplinarias. Desde 2010, además, era parte del Programa de Tratamiento para Internos Condenados por Delitos de Agresión Sexual, donde supuestamente había “evolucionado” y tomado conciencia de su accionar.

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