Reclaman asistencia para seis chicos que fueron víctimas de abusos sexuales

En una nota aparecida en el diario Clarín con la firma de Juan Manuel Bordón, se destaca el estado de abandono por parte del Estado, tanto provincial como nacional de seis menores de edad que fueron víctimas de abusos sexuales y que hoy no tienen forma de encarar una recuperación y aún peor garantías sobre su integridad física.

El 12 de mayo de 2010, la vida pareció darles una breve tregua a los seis chicos de José C. Paz que fueron abusados sexualmente por sus familiares prácticamente desde que nacieron. Ese día, el Tribunal 6 de San Martín condenó a nueve familiares suyos –entre ellos a su padre y su madre– a penas de hasta 42 años de prisión por los abusos cometidos contra Bianca (17), la hermana mayor. Tras la sentencia hubo promesas de apoyo oficial, pero nueve meses después dicen que se han olvidado de ellos y la persona que los cuida advierte, angustiado, que “ viven como presos y al borde de una nueva tragedia ”.

El suyo fue un aberrante caso de abuso sexual, al punto de que se denominó al lugar donde crecieron como “ la casa del horror ”. La historia trascendió en julio de 2007, cuando Bianca –no es su nombre real– huyó de la casa y denunció los abusos. En octubre de ese año la Justicia sacó a sus cinco hermanos menores de la casa. Poco después, la Policía detuvo a sus padres y a otros siete familiares.

Los tres años que pasaron entre la denuncia y la condena fueron otro calvario . Los chicos se mudaron a la casa de Gustavo Herrera, pareja de Silvina, una hermana mayor de los seis chicos. La casa está a la vuelta de la de sus familiares y durante esos años fueron víctimas de “escraches” en los que los acusaban de inventar todo, sufrieron agresiones y amenazas. Vivían encerrados con custodia policial y apenas salían para ir al colegio.

La hostilidad no acabó tras las condenas. Ahora continúa la investigación por los abusos contra sus hermanos y muchos sospechosos viven en el barrio. Una de las promesas que les hicieron a los chicos fue que el Gobierno de la Provincia y el de la Nación les buscarían otro lugar donde vivir, y que mientras tanto el Municipio pondría a su disposición vehículos para llevarlos al colegio y al tratamiento psicológico.

Gustavo, que los recibió en la casa donde todavía vive con Silvina y los seis chicos, dice que la única casa que les ofrecieron “era un mal chiste, una casilla de lata en una villa, que encima se inundaba”. También, que los vehículos desaparecieron en noviembre. “A los dos menores los seguí llevando yo, pero los grandes se plantaron, querían que cumplan la promesa y quedaron libres del colegio. Y con el psiquiatra pasó lo mismo”.

Gustavo pide una solución urgente. “Yo estoy frente a víctimas que se están destrozando la vida, que han intentado suicidarse, y todos me dicen que espere. Los chicos no pueden seguir viviendo así”, se indigna.

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