El titular del sindicato de Papeleros, Blas Alari, aseguró anoche que los trabajadores de la empresa Massuh «permanecerán durante 90 días dentro del sistema imperante» hasta hoy y que los jornales adeudados serán pagados «entre este viernes y el lunes próximo».
Alari reveló que así se desprendió de una reunión que mantuvieron ayer con el ministro de Trabajo, Carlos Tomada, quien «se comprometió a respetar la estabilidad de los trabajadores papeleros incluidos en el convenio colectivo de trabajo», dijo.
El dirigente, titular de la Federación de Papeleros, señaló que en esa reunión también «se descartó de plano la conformación de un sistema de cooperativa que signifique modificar el tipo de empresa de la firma».
Asimismo, advirtió que si no se cumple con lo pactado, el sindicato «tomará las medidas gremiales que se crean convenientes».
«No estamos dispuestos a seguir tolerando hechos y procesos no legales cpomo ha sido la conformación del fideicomiso, que tanto daño ha causado a los trabajadores», amenazó Alari.
Sin embargo, desde la comisión interna de la ex Massuh aseguraron ayer que Tomada les dijo a los trabajadores que el Gobierno no podrá reabrir la fábrica e insistió con que la única salida es transformar la planta en una cooperativa con la mitad de los operarios y con sueldos de 1.500 pesos.
Según contaron los operarios, Tomada les confirmó que apoya el plan de austeridad proyectado por el secretario de Comercio Interior, Guillermo Moreno.
Moreno es el director ejecutivo de la ex Massuh -devenida en Papelera Quilmes- desde que el Estado se hizo cargo en mayo de 2009, por indicación de la presidenta Cristina Kirchner para evitar la quiebra.
Entonces, el Gobierno, a través de Nación Fideicomisos, y la Federación de Obreros de la Industria del Papel firmaron un acuerdo laboral vigente hasta noviembre de 2011, con el que se comprometían a sostener los empleos.
Pero el pasado 23 de abril, Moreno decidió frenar la producción y cerrar la fábrica ante un escenario de fuertes deudas y una aparente imposibilidad oficial por sostener financieramente la compañía.
«Lo cierto es que ni siquiera tenemos asegurados nuestros sueldos. Menos podemos hablar de las fuentes de trabajo», aseguró el delegado de los operarios, Cristian Sanone.
