¿Quién y cómo nos cuidan?

  El domingo 5 de febrero del 2012, siendo las 17:00 hs. un joven de aspecto desprolijo, se encontraba aspirando pegamento en la intersección de la Av. Pte. Roque Sáenz Peña y Bartolome Mitre, por momentos solo cantaba y por otros se arrojaba delante de los vehículos que circulaban por el lugar poniendo en peligro su vida y pudiendo provocar un accidente.

Ante esta situación, alerté del hecho a tres efectivos de la policía metropolitana, ubicados a pocos metros, en la esquina de la Av. Pte. Roque Sáenz Peña y Florida, interrumpí la charla de los mismos y les pregunte si habían observado al joven, informándome que ellos están asignados solamente a patrullar la calle Florida, no pudiendo moverse de allí¿?.

Volví a llamar ante esta respuesta por tercera vez al 911, donde primero una operadora, y luego dos operadores aseguraban que el móvil ya estaba notificado y se dirigía al lugar.

A los minutos un Agente, se acercó al joven, tonfa en mano lo intimó a que se retire, y ante esta situación, los tres efectivos de la policía metropolitana se acercaron, uno de ellos le sacó de las manos la bolsa con el pegamento y la arrojó por una boca de tormenta, para luego pedirle al joven que se retire, a lo que el joven se quedó a unos 20 metros en la esquina de Bartolome Mitre y Maipú.

Cuando me retiraba del lugar convencido de que los efectivos policiales no están debidamente capacitados, y que estos hechos que parecen intrascendentes terminan generalmente en incidentes o accidentes evitables, cuando recibí un llamado del 911, preguntándome dónde estaba, ya que un Agente que se acercó al lugar, informaba que no había ningún joven drogándose o en la vía pública, como tampoco denunciante, una vulgar mentira, para no realizar su trabajo, a lo que le indique, que tenía un video y fotos del joven drogándose, entonces me pide permanezca en el lugar que el móvil me iba a entrevistar.

Ante la ausencia del móvil de la comisaría 1ra., la ausencia del joven que volvió a ser hechado por el policía ahora con rumbo a la Plaza de Mayo, me retiré del lugar. 45 minutos después, un nuevo llamado del 911, me preguntaba dónde me encontraba ahora, porque el móvil no veía a nadie, obviamente le explique, que no tenía sentido alguno ahora conversar con el personal del patrullero, cuando el joven se había retirado invitado por el policía federal, y sus pares de la metropolitana arrojaron el pegamento a la boca de tormenta como procedimiento correcto.

Las autoridades porteñas y nacionales, deberían replantear la forma en que capacitan a sus efectivos policiales, y no siempre el menor trabajo, es el más correcto.

Por Marcelo Ricardo Hawrylciw

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