Jorge Agustín Galarza fue atacado por tres delincuentes en Tandil. Está de licencia, con una pierna en mal estado y, desde la casilla donde vive junto a su familia, se comunicó con varios medios periodísticos y denunció abandono de persona por parte de las autoridades.
Jorge Agustín Galarza se encontraba a un día de finalizar con el Operativo Sol en la ciudad de Tandil. Le ordenaron caminar cerca de las sierras para marcar presencia policial. Era agosto de 2015 y, sin saberlo, comenzaría un calvario que le cambiaría la vida a él y a su familia.
Tres delincuentes lo balearon. Uno lo hirió en la pierna izquierda. Se desmayó y terminó internado. Hace meses que subsiste con apenas 2.000 pesos por mes y pide ayuda para alimentar a su familia. «Me había metido en una cuenta para terminar mi casa y por esto no lo pude hacer. Vivo en una casilla con mi hijo y esposa, que se aplica insulina», contó el policía.
El 1 de agosto del año pasado se encontraba en un sendero turístico de Parque Independencia, en la localidad bonaerense. Galarza relató que le tocó recorrer ese lugar como parte del operativo cuando notó a tres sujetos extraños: «Estaban muy abrigados para ser una época en la que todos andan sueltos de ropa. Llevaban camperas y sobretodos. Me pareció extraño y les pregunté qué hacían».
Dos corrieron y se perdieron entre los pastizales, y el que quedó le comenzó a disparar. «Los que salieron corriendo pensé que eran dos delincuentes que le estaban robando, pero me apuntó con una pistola y sentí un golpe en la pierna».
«Saqué el arma y aparecieron los dos. Entre tres me dispararon hasta que se cansaron y se fueron», manifestó el oficial perteneciente al Escuadrón de Caballería de Bahía Blanca. Quedó tirado en el suelo, dolorido y sólo comunicado por un teléfono celular propio, porque no esa fuerza policial no tiene handies.
«Me desmayé y no recuerdo nada, sí que caí rodando por el sendero y me internaron en el Hospital de Tandil», rememoró. La pierna izquierda fue atravesada por el proyectil que pasó entre el tendón y el hueso. El músculo se abrió y se le formó un desgarro.
Al recibir el alta en el nosocomio, debía trasladarse a Bahía Blanca, pero ahí encontró otro problema: no había ambulancias ese día y un compañero se ofreció a llevarlo a su casa en el auto.