Persiste la crisis textil

   Un reciente informe del Centro de Economía Política Argentina (CEPA) expone la situación del sector textil a nivel nacional hasta mayo de este año. A través de una serie de variables el estudio refleja en números las condiciones de un rubro que se mantiene en estado crítico.

Al tratarse de una industria dependiente del poder adquisitivo local, la retracción del mercado interno afectó negativamente los niveles de ventas, situación que estuvo acompañada por una suba en los costos de producción, vía tarifazos.

El estudio pone en evidencia que el sector “tuvo una tasa de crecimiento por debajo del promedio de la economía evidenciando que no fue un buen año para los textiles”, en referencia a 2016.

En cuanto a la variación en términos de producción física, “toda la producción de la economía se retrajo un 2,37 por ciento, pero este proceso se acentúa cuando hacemos foco en la rama textil”. Así, “la producción física de los productos textiles se redujo un 7,10 por ciento mientras que las confecciones de prenda de vestir tuvieron una caída bastante más pronunciada, del 11,77 por ciento”.

El informe de CEPA también marca para el sector textil un incremento de precios de sus productos bastante inferior al promedio económico registrado el año pasado, consecuencia de la inflación.

En otro punto, se destaca una disminución de los empleos. Se habla de una reducción del personal del sector de prendas de confección de un 3,39 por ciento, mientras que en productos textiles esa merma fue del 1,48 por ciento.

Se agrega, según datos de la Superintendencia de Riesgos de Trabajo (SRT), que la expulsión de trabajadores se concentró principalmente en grandes empresas. En tal sentido, CEPA advierte que “las empresas del segmento pequeño, con menos de 100 trabajadores, han despedido a 0,38 por ciento de su plantilla durante el año 2016”, mientras que “las empresas que detentan más de 2.500 trabajadores han reducido sus planteles laborales desde diciembre de manera ininterrumpida, con caída del 3,92 entre diciembre de 2015 y diciembre de 2016”.

Vinculado a lo anterior, a partir de diciembre de 2015 se calculan que fueron 11.820 los trabajadores suspendidos: “Esta nueva realidad pone en tensión sobre el análisis que venimos realizando dado que, si bien todavía conservan su fuente de trabajo, muchos trabajadores debieron afrontar suspensiones o recortes de horas que terminó afectando sus estabilidad laboral”.

Aquellos trabajadores que todavía conservan sus puestos deben hacerlo en peores condiciones, principalmente salariales. El estudio indica que “el salario promedio se redujo un 10,59 por ciento, tres puntos más que el promedio de la economía”. Por eso se plantea que “si bien muchos trabajadores de esta industria lograron conservar sus empleos, en comparación con otros sectores, los mismos lo hicieron a costa de ver reducida notablemente su capacidad de compra medida según inflación”.

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