No solo el clima está pesado

Gremial-HipotecarioCuando nuestra Casa Central tenía cerca de tres mil empleados y la operatoria hipotecaria tocaba el techo de su récord histórico el edificio que se levantaba frente a Plaza de Mayo contaba con apenas 7 Gerentes.  SIETE.  Así como ha sido leído.  

Era otro Banco, es verdad. Otros tiempos.

No obstante,  pese a encontrarnos tecnológicamente en pañales, por aquel entonces “Sistemas” ya era una de las siete gerencias.

Obviamente,  los cimientos de aquel monstruo estaban preparados para sostener un negocio mono producto:  La vivienda.  Pero también atendíamos  Cuentas de Ahorro y  Seguros. Dos oficinas clave que a pesar de su dotación e influencia nunca llegaron a tener chapa de Gerencias. Como tampoco el entonces Departamento de Recursos Humanos, con más de cinco mil trabajadores bajo su control en todo el país.   

Con un detalle más por resaltar: En esos tiempos el Banco se dedicaba a CONSTRUIR y el área competente era otra de las siete gerencias en cuestión.  Contaba con ciento noventa empleados. De los cuales dos tercios eran profesionales. Como detalle de color podemos apuntar que de aquel ejército hoy solo quedan cinco sobrevivientes.  

Esta brevísima reseña sirve simplemente para poner de relieve las dos caras de la estructura orgánica del Banco Hipotecario.  La de 1975 y  luego la de 1995.  O sea, diez años antes de iniciarse la crisis y diez años después.  Para finales del milenio alcanzamos la marca insólita de casi cien gerentes solamente en Casa Matriz. Con una dotación que no alcanzaba a los dos mil trabajadores.       

Semejante dislate comenzó a tomar forma el día en que Pablo Rojo, trepado a su ambición de privatizar y luego presidir el Banco,  lanzara un programa de promociones con el fin de conquistar secuaces entre compañeros de moral volátil.  Allí comenzaría a dispararse la Industria del “Neo Gerentismo”  y paralelamente nacería el más corrosivo de todos los males: La desnaturalización del concepto de LIDER como fundamento para alcanzar la condición de GERENTE.        

Pero para no cargarle todas las tintas a Rojo también hay que reconocer que la refundación institucional nos convirtió en una Nueva Babilonia. Ya    en el 2000 y a la sombra de los primeros neófitos que desembarcaron con IRSA germinaron personajes siniestros provenientes de sórdidas gavillas disfrazadas de consultoras.  Varios encontrarían en el Banco un nicho conveniente que los seduciría a abandonar sus madrigueras de origen para instalarse en este gran bacanal.  Con el correr de los meses  la suma de atribuciones adquiridas los posicionaría con derechos suficientes como para seguir sumando vándalos al staff.  En ese estado de desmadre el Banco quedaría a merced de bandas y  bandoleros.  Lo dicho, entre buenos y malos llegarían a sumar casi cien Gerentes. Solo aquí.   

Todos estos personajes comieron de nuestro plato mientras tuvieron la mesa servida.  El día en que IRSA tuvo la providencial idea de transformar aquel aquelarre en un Banco,  no tuvieron otra alternativa que irse de uno en fondo hasta no quedar ninguno.  Entonces ingresamos a una etapa que no por más confiable dejaría de ser dura. Pero al menos tuvimos señales claras de que la gestión seria interpretada por gestores. A partir de la revalorización de la camiseta aparecieron los objetivos y los planes de negocio.  El bonus pasó a convertirse en un incentivo para todos los trabajadores (sin distinción de jerarquías) y el prestigio reconquistado nos permitió quedarnos con el programa de gobierno más ambicioso del modelo.  Punto y aparte.         

Un solo problema: LA ESTRUCTURA FUNCIONAL. Nunca volvimos a ocuparnos de ella. Mejoramos todos los índices de ponderación individual. Pero aún hoy sigue tan desbordada como en su peor momento. Ni siquiera la mejor calidad podría disimular los excesos de cantidad.        

Los memoriosos recordarán la seguidilla de comunicados gremiales donde hacíamos hincapié en la necesidad de hacer “Un Banco con menos caciques y más indios”.

Ante nuestra prédica de aquel Hipotecario austero de los ´70 nos decían:        

-Ninguna Casa Matriz de estos tiempos puede funcionar con siete Gerentes-  

Es verdad-  respondíamos  –Pero tampoco con noventa-   

La toma de conciencia de que el Banco debe encontrar un rumbo previsible, más allá de cualquier avatar político, nos plantea una serie de incógnitas que ya no pasan por discutir la medida del éxito sino la garantía de supervivencia.  Esa incertidumbre es la que ha adulterado el clima entre el personal y ha dejado al desnudo el peso de la estructura funcional que venimos cargando desde hace veinte años.    

Ante ese estado de cosas, lo primero que consideramos imprescindible decir es que la Gremial del Hipotecario nunca ha metido la cabeza debajo de la tierra ni lo va a hacer esta vez.  Todo lo contrario, nos hacemos cargo de nuestra responsabilidad de escuchar y hacernos escuchar.   

El compañero que de golpe se convirtió en  cacique sabiendo que en la tribu tendría menos indios que dedos en una mano sabía a qué riesgo se sometía. No por ello consideramos que debamos soltarle la mano. Pero LA GREMIAL está para defenderle un lugar en la carpa. No las plumas. Nos resistimos a que el Banco tome medidas extremas en cualquier tipo de situación.

Una cosa es sincerar la estructura funcional y otra cosa es arrojar gente por la ventana.     

NO ESTAMOS DE ACUERDO CON EL SISTEMA DE CALIFICACIONES PARA EL BONUS 2014 

Mal se puede calificar al personal en medio de un proceso de cambios.  Si estamos diseñando un nuevo formato es porque este Banco ha cumplido un ciclo. ¿Qué grado de legitimidad puede tener la calificación de alguien que ya no está en actividad o que no tiene garantías de seguir ocupando su función actual?..

¿Cómo van a evaluar a los compañeros de la Sucursal Lujan? (Por citar un caso entre tantos) Si el “calificador natural” fue despedido por intemperancia con sus empleados.  Lo propio con los que perdieron sus cargos gerenciales por diferentes causas.  

¿Qué va a ser de la vida de  L@S  MALTRATADOR@S  COMPULSIV@S? .. ¿Vale la evaluación de esta gente que camina por la cornisa del Banco?   ¿Vamos a dar por válida  la extremaución  que planean aquellos que fueron defenestrados por sus colaboradores en las encuestas de clima y  áún continúan en sus cargos?  

Si a todo ello sumamos que la vara para medir las bonificaciones no va a ser la misma de otros años, va de suyo que estaremos echando puñados de sal arrriba de una herida abierta.  

No vamos a ser nosotros los que propongamos ideas para consumar el formato de un incentivo cuya génesis es definitivamente antigremial.

Pero entendemos que el mejor patrón de medición de un trabajador es su fichaje de todos los días.  Asistencia, puntualidad y cumplimiento del  horario hablan claramente de alguien que expresa respeto por el Banco y  compromiso con sus tareas.  No hay una evaluación más aproximada a la realidad que esa.  Al menos en los tiempos que corren. 

Aceptamos de boca de las autoridades que hemos entrado en un proceso de reacomodamiento.  Probablemente indispensable. No vamos a prejuzgar lo que nosotros mismos hemos venido pregonando desde hace tiempo.  Somos la Gremial y estamos abiertos al diálogo, como siempre.  Lo único que no estamos dispuestos a discutir ni  negociar es la estabilidad laboral de nuestros compañeros.

Un cordial saludo para todos.

 

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