Mató, descuartizó y quemó a su novia de 15 años y ahora, libre, busca pareja en Tinder

  Pablo Cuchán fue excarcelado después de estar 11 años preso sin sentencia firme por el crimen de Luciana Moretti.

Pablo Cuchán fue protagonista de uno de los crímenes más brutales que se recuerde en Bahía Blanca. Lo condenaron en 2007 a 17 años de prisión por haber asesinado, descuartizado e incinerado en una parrilla a su novia de 15 años, Luciana Moretti. Sin embargo, como nunca obtuvo sentencia firme, lo liberaron al cumplir 11 años preso y ahora, busca pareja en Tinder.

La captura de la supuesta cuenta de Cuchán en la red social empezó a circular pocos días después de que se lo involucrara en un nuevo episodio de violencia de género y de recibir el alta por parte de las psicólogas a cargo de su tratamiento en la localidad de Monte Hermoso, a donde se fue a vivir al salir de la cárcel.

En su informe las profesionales aseguraban que “no hay criterios para la continuidad del tratamiento psicológico” y que la conducta de Cuchán condice con “la adaptación que logró en su nueva vida”. Casi al mismo tiempo su última pareja, una empleada municipal, denunció al portal bahiense La Brújula 24, haber sido víctima de sus agresiones.

La mujer contó que Cuchán, de quien se había separado hacía poco tiempo, le cruzó el auto en la calle arrancándole uno de los espejos retrovisores y a los gritos le pedía que lo perdonara y volviera con él. Asustada, ella se fue directo a la comisaría.

Ya en libertad, la actividad del femicida en Facebook y ahora en la red social Tinder, genera por lo menos polémica al tratarse de un sitio para conocer gente con la intención de encontrar pareja o alguna relación casual.

Pablo Cuchán tenía 25 años cuando, según declaró, no supo qué hacer con el cuerpo de su novia y decidió quemarla en la parrilla de su casa de Ingeniero White. Era el 16 de octubre de 2004 y Luciana Moretti tenía entonces 15 años.

Durante el juicio tres años después, aseguró que la chica había muerto de una sobredosis de cocaína y que él se asustó. Al creerla muerta, siempre según su relato, la llevó hasta el quincho, la acostó en la parrilla y la prendió fuego con «20 litros de solvente y 10 bolsas de leña».

«En la cabeza estaba mi vida entera, 2 millones de preguntas y 2 millones de respuestas que en ese momento no tenía para dar». Más tarde sostuvo que abrió el fogón y empezó a sacar lo que había: «Junté todo, lo puse en bolsas y después lo tiré. Limpié el fogón… ordené todo…».

El día que lo condenaron Cuchán pidió perdón a sus padres y hermana, a la familia de Luciana y a todos los que confiaban en él.

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