Lanús: Para una Fiscal eran dos los médicos abusadores de la Clínica Estrada de Remedios de Escalada

  Una Fiscal de Lomas de Zamora pidió la prisión preventiva para un médico acusado de abusar sexualmente de pacientes en la Clínica Estrada de Remedios de Escalada. La sorpresa en la investigación es que se identificó que el acusado actuaba con un amigo que se hacía pasar por él y también atendía en ese centro asistencial, no tiene probada su condición de médico, está imputado de otros dos abusos, y se encuentra prófugo.

Fuentes judiciales informaron que en su resolución, la Fiscal María Delia Recalde, titular de la UFI 9 de Lomas de Zamora, determinó que las dos de las cuatro víctimas de abuso que hay en la causa fueron víctimas del médico ecuatoriano detenido, Mariano Antonio Alava Mero, y las otras dos fueron sometidas por un amigo del anterior, Ángel Gonzalo Chávez Ortega, también ecuatoriano.

Alava Mero, de 35 años, se encuentra detenido desde el pasado 7 de diciembre. En tanto, Chávez Ortega, de 33, se fue del país poco después de la detención de su amigo, está prófugo y tiene pedido internacional de captura por esta causa.

En el caso de Alava Mero, se lo acusa por del abuso de dos pacientes mujeres ocurridos en setiembre y noviembre del año pasado. En ambos casos, el profesional aprovechó la situación de la atención para realizar distintos tipos de manoseos.

En sus declaraciones, las víctimas resaltaron lo difícil que fue sobreponerse a la situación y llevar adelante la acusación. También, precisaron que se encuentran bajo tratamiento psicológico.

En rueda de reconocimiento, las mujeres identificaron al imputado como el médico que las abusó en la Clínica Estrada. Hasta allí la acusación parecía clara. No obstante, se presentaron otras dos víctimas que contaron abusos similares por parte de un médico con acento de un país latinoamericano, ocurridos en el mismo centro de salud de Lanús.

Si bien parecían ser víctimas también de Alava Mero no lo reconocieron y coincidieron en que se trataba de un hombre “petiso, gordo, de piel morocha, con los ojos como rasgados y acento de un país latinoamericano”. “Si bien la descripción se acercaba a la del principal imputado, no se trataba de la misma persona”, indicaron fuentes judiciales.

Durante su declaración, la directora médica de la Clínica Estrada reconoció que el legajo de Alava Mero no tenía su foto y que la fotocopia de la matrícula del profesional no tenía la parte del frente donde constan sus datos personales y su foto. “Es un legajo desprolijo”, reconoció la profesional en su declaración.

En ese contexto, aportó una foto de Whatsapp de quien dijo era Alava Mero y recordó que se lo echó luego de que una mujer denunciara un abuso por parte de ese profesional. Llamativamente, en la investigación, se determinó que esa mujer justamente había sido abusada por otro médico.

Justamente, la prueba clave fue la foto aportada desde la Clínica ya que no coincidía con Alava Mero sino que era otra persona, quien también se desempeñaba en la guardia junto al imputado y coincidía con las características físicas dadas por las dos víctimas de abuso que no habían reconocido al detenido.

La declaración indagatoria de Alava Mero fue clave cuando recordó que en abril de 2016 había comenzado a vivir en su departamento de la ciudad de Buenos Aires, donde fue detenido, junto a Ángel Gonzalo Chávez Ortega, con quien había hecho la residencia en un hospital de Ecuador.

Alava Mero reconoció que como su amigo no estaba inscripto en Ingresos Brutos, él le facturaba cuando trabajaba en la Clínica Estrada y que luego le entregaba el dinero. En su declaración, también dijo que se dio cuenta al estar detenido que Chávez Ortega le había usurpado su nombre y había utilizado su sello para trabajar. Así se confirmó que este hombre no tenía título habilitante al menos en el país.

La fiscal rebatió la declaración de Alava y sostuvo que el médico “sí sabía que Gonzalo trabajaba en la Clínica facturando a su nombre y con facturas que el mismo le dió, por ende no podía no saber que en los registro de la Clínica el que figuraba trabajando era él y no Gonzalo. Y obviamente para ello no sólo necesitaba recetarios sino sellos que acreditaran nombre y matrícula y mal podía figurar el nombre de una persona que no tenía título habilitante en nuestro país que no cobraba a su nombre por la labor que desempeñaba”, sostuvo Recalde en el pedido de prisión preventiva.

Si bien Alava dijo que trabajó hasta setiembre de 2015 en la Clínica Estrada y luego siguió desempeñándose en el Hospital Italiano. No obstante, la víctimas lo reconocieron claramente en hechos posteriores a esa época, la Clínica reconoció una readmisión en 2016 y siguió firmando el ingreso el año pasado.

En cuanto a los abusos, argumentó que estaba en otros centros asistenciales en esos días pero no pudo acreditarlo fehacientemente aún en la causa, indicaron las fuentes consultadas.

“A mi juicio resulta altamente probable que ambos (Alava Mero y Chávez Ortega) supieran de los hechos que cada uno efectuaba, que de común acuerdo rotaran en su asistencia a la Clínica Estrada a los fines de hacer las guardias y luego repartir el cobro correspondientes a esa labor”, afirmó la fiscal en su resolución.

Dos datos no menores: según un informe de Migraciones, Chávez Ortega dejó el país luego de la detención de su amigo, y Alava Mero salió del país rumbo a Ecuador por el fallecimiento de su padre en junio de este año. En esos días en lo que estuvo en el exterior su firma siguió apareciendo en los libros de la Clínica Estrada.

Otra cuestión que surgió en la investigación. El autor del abuso que terminó con la expulsión de Alava de la Estrada no sería él sino su amigo Gonzalo.

La fiscal Recalde pidió la prisión preventiva para Alava Mero por dos casos de “abuso sexual gravemente ultrajante” y solicitó que continúe detenido.

Para Chávez Ortega, pidió una orden de detención y captura internacional también por otros dos casos de “abuso sexual gravemente ultrajante”.

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