La represión en los centros de detención y la corrupción en los servicios penitenciarios

    represión-y-silencioEl día sábado, un lector que para ocultar su identidad se hizo llamar Carlos Maswitch, nos escribió un mail a la redacción, molesto por un artículo donde se denunciaban actos de represión en la Unidad del Servicio Penitenciario Federal Nº 2 más conocido como Penal de Devoto, en la misma, defiende a uno de los jefes denunciados de apellido Ayala y textualmente asegura que lo que ocurrió es que se recuperó un pabellón tomado por delincuentes, asesinos, violadores etc. Justificando lo actuado, aclarando que el Servicio Penitenciario Federal no es una fuerza militarizada, sino semi militarizada que no es lo mismo. Acusando al Gobierno Nacional de promover la defensa de los delincuentes, justamente porque ellos son delincuentes. Para concluír resumiendo que el país está así por culpa de notas como la publicada.

Mi estimado Carlos, a diferencia suya, le voy a responder con nombre y apellido, y también a diferencia suya, no voy a esconder la basura debajo de la alfombra.

La realidad social que vive el país respecto de la inseguridad que creo es a lo que hace referencia, poco tiene que ver con más o menos derechos humanos, pensamientos chatos como el suyo, solo pueden encontrar justificación en ideas sectarias, donde están los aptos y los desechables, entiendo que para usted, los privados de la libertad son todos culpables y desechables, por eso pueden ser golpeados, maltratados, humillados y privados de los derechos básicos. Cuando usted bien sabe que en las unidades penitenciarias las cosas son muy grises y hasta oscuras.

Muchos de los incidentes se producen por la corrupción que existe entre los funcionarios del servicio penitenciario, la falta de seguimiento de los internos y la correcta formación de poblaciones carcelarias, incluso cuando quieren quitarse a un interno problemático, por ejemplo en Devoto, se lo pasaba al pabellón que denominan «la villa», una especie de lugar donde todo vale y mandan los más fuertes, allí son comunes las aberraciones que se cuentan de las cárceles, y salvo para retirar heridos graves o cadáveres no suelen entrar los efectivos a realizar requisas.

Pero más aún, muchos efectivos de los servicios penitenciarios, parecen tener una curiosa morbosidad donde el maltrato a los familiares de los internos es una regla, desde comentarios infundados, hasta comentarios de tinte racista son algo habitual, pero esos mismos penitenciarios, suelen quedarse mudos cuando de «gente pesada» (según sus propias palabras) se trata, son esos y esas que no hacen cola, que a los empujones se ubican primeros y que suelen pasar por las requisas sin demasiados controles, así ingresan desde celulares hasta droga.

Pero esto no queda en esa gente, en entrevistas realizadas a internos de diferentes unidades, muchos referían, por ejemplo en Devoto, que los propios penitenciarios les vendían bebidas alcohólicas, por las que pagaban altas sumas, ejemplo, un whisky barato que en un supermercado no supera los $25.-llega a pagarse más de $300.-, así se pueden conseguir pastillas, y lo que uno quiera, los pagos pueden ser en efectivo o con tarjetas telefónicas.

Usted acusa a un Gobierno que yo le imputo la responsabilidad de no renovar el servicio penitenciario, idéntica medida se hace necesaria en el Servicio Penitenciario Bonaerense , donde las muertes de internos, las denuncias de tortura, de corrupción, de presos sacados a robar para los jefes penitenciarios son equipados con armas y chalecos de la institución, donde los detenidos por causas de drogas poseen celulares para coordinar la venta fuera y dentro del penal, eso es generar inseguridad o los casos donde se han detectado «negociados» con los alimentos para los internos, los medicamentos por citar solo algunos ejemplos.

Nada tienen que ver los derechos humanos de quien sea, porque en un sistema policial y judicial tan corrupto, existen muchos inocentes, inocentes que son generalmente los que son golpeados, porque tampoco cuenta usted que a los «pesados» no se los suele tocar, porque los familiares se toman revancha en la calle, sea esperando al agente penitenciario para amedrentarlo o visitando su casa para demostrarles que la calle es de ellos.

Le escribe alguien que sabe muy bien lo que usted y muchos como usted callan, que por una vergüenza entendible ni a sus familias le cuentan de qué se trata su trabajo, porque muchos como usted que no usa su nombre, tienen miedo, porque solo pueden tirar mierda desde el anónimato que creen que les da Internet.

Pero cuidado Carlos, la tecnología de hoy permite determinar con exactitud desde donde se escribe y quién suele utilizar un correo con un historial imposible de borrar de los servidores que se usan.

El país no está mal como dice por cuidar a los delincuentes, el país está mal por gente como usted, que no piensa, que no se capacita, pero peor aún, que cree que la reinserción se promueve a base de palos, maltratos y abusos.

Los derechos son para ser respetados, existieron valientes que dieron su vida por la defensa de los derechos de otros, tal vez usted de esto no sepa nada, pero le aseguro que usted no es má valioso que los delincuentes que repudia.

Don Bosco decía, que nadie es enteramente bueno, ni nadie es enteramente malo y desde su pobreza pudo mejorar la vida y la educación de miles de niños, algunos repudiados por los que se consideraban mejores. Prefiero defender los derechos humanos de todos, reclamar un régimen penitenciario justo y equitativo, sin tiempo de ocio para los internos, con actividades y no lo que existe ahora, donde los muros solo sirven para tapar lo malo que muchos prefieren creer que no existe.

Por Marcelo Ricardo Hawrylciw

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