La Plata: Martínez Poch, 37 años por secuestro, torturas y violación

 Martínez-Poch-juicio-oral El disc jockey fue hallado culpable de abusar de sus dos hijas cuando eran niñas y de encerrar, golpear y violar a su novia durante septiembre de 2013. La fiscal había pedido 40 años de prisión.           

El disc jockey Jorge Martí­nez Poch fue condenado hoy a 37 años de prisión por abusar de sus dos hijas cuando eran niñas, y por encerrar, golpear y violar a su novia en 2013.

El fallo fue dictaminado por unanimidad por Tribunal Oral en lo Criminal 1 de La Plata, integrado por los jueces Juan José Ruiz, Carmen Palacios Arias y Marí­a Isabel Martiarena.

A Martínez Poch lo condenaron por los delitos de «privación ilegitima de la libertad agravada con abuso sexual reiterado» en el caso que tuvo como víctima a su exnovia, y por «corrupción de menores y abuso agravado por el vínculo de parentesco» en el caso de los cometidos contra sus hijas, cuando tenían seis y siete años.

«Se hizo justicia gracias al doctor Ruiz y a las dos juezas. Es un fallo ejemplar para que no haya más Martínez Poch. Es el día más feliz de la vida. Todos los jueces tendrían que ser como los de este tribunal», expresó Vanesa Rial, exnovia del condenado y una de las víctimas.

Durante la lectura del veredicto, el acusado se mostró con una actitud sobradora, guiñando los ojos, e incluso se rió y les dedicó un gesto obsceno a quienes celebraban el fallo.

Cuando estalló la euforia en la sala, Martínez Poch se llevó el dedo mayor de la mano izquierda a la boca, lo chupó y luego se lo mostró extendido a familiares y allegados a las mujeres que sufrieron sus aberraciones.

La exnovia del DJ Vanesa Rial se mostró satisfecha con la condena a 37 años de prisión, después de que la fiscal María Florencia Budiño solicitara una pena de 40, y enfatizó: «Terminó la pesadilla».

El tribunal descartó el planteo de la defensa, al sostener que el acusado era consciente de la criminalidad de sus actos, dado que, por ejemplo, intentaba limpiar y curar a sus víctimas después de haberlas atacado.

«El imputado quería que sus hijas lo lesionaran con una pinza. Rial relató que después de las golpizas la lavaba con lavandina y Lysoform (desinfectante en aerosol) para borrar sus heridas», dijo el juez Ruiz.

«Lejos de no comprender tenía la capacidad suficiente para intentar burlar a la Justicia. Sus actos estaban planificados y comprendía el daño que causaba. El tribunal por unanimidad pudo comprender la criminalidad del acto y actuar en consecuencia», insistió el magistrado.

En un intento por atenuar la pena, la defensa del acusado planteó que su cliente no tenía conciencia de lo que hacía, pero el tribunal, después de analizarlo, «llegó a la conclusión de que sabía en un 80 por ciento lo que hacía», dijo Ruiz en la lectura del fallo.

«Los abusos están probados», había enfatizado la fiscal, en tanto el juez Ruiz comentó, al término de la audiencia: «Tuve en cuenta la ley de Violencia de Género y la Convención Universal de los Derechos del Niño (…) El Tribunal tenía pensado darle más años, pero legalmente no podíamos».

«La pena es de cumplimiento efectivo. No me importa si se reía. Ahora va a tener mucho tiempo para pensar», agregó el magistrado, con respecto a los gestos provocadores del acusado, y agregó: «Espero que esto siente un antecedente».

Por último, Vanesa Rial remarcó que se trata de «un fallo ejemplar para que no haya más Martínez Poch» y agregó: «Empiezo a ejercer de nuevo mi profesión y quiero formar una familia porque no estuve nunca más con un hombre. Voy a compartir mi experiencia para que esto sirva de ejemplo».

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