La Matanza:Denuncian un grave caso de «gatillo Fácil»

Aseguran que la policía le efectuó 8 balazos a un inocente buscando a un hampón prófugo, en la localidad bonaerense de Isidro Casanova. 
 
“Perdón doña, su hermano está muerto, nos equivocamos”, fueron las palabras de uno de los policías para tratar de explicar el error fatal que acababan de cometer en la casa situada en Granada 4771 de la localidad bonae­rense de Isidro Casanova, partido de La Matanza.

A la vivienda ingresaron con una orden de allanamiento en busca de un homicida prófu­go de la Justicia, pero en me­dio del operativo, los agentes asesinaron de ocho balazos a la persona equivocada, un trabajador de 39 años que nada tenía que ver con el de­lincuente buscado y que al momento de la irrupción po­licial estaba durmiendo, al igual que su hermana y su madre, que por casualidad resultaron ilesas de la balacera dentro del domicilio.

El inexplicable caso ocurrió a las 9.40 del pasado viernes cuando las brigadas de la co­misaría Distrital Los Pinos llegaron a la casa y en una rápida y violenta maniobra rompieron el candado de la puerta de entrada y con un
fuerte golpe ingresaron al comedor.

En ese momento, apareció en escena la dueña del domicilio, Celedonia Agüero, de 66 años, que fue rodeada por los uniformados y retenida. En ese mismo instante, otro grupo de poli­cías irrumpió en la habita­ción del hijo de la anciana, Luis Abel Bustos, de 39 años, donde se produjo la lluvia de balas que terminó con su vi­da.

Mónica Zurita, hermana de la víctima, le explicó a los medios de prensa que al escuchar los balazos salió de su habitación, ubicada en el fondo del domicilio y se acercó para ver qué había pasado. “Me encontré con muchos policí­as que me decían que se tra­taba de un allanamiento y que me quedara tranquila. Inmediatamente pregunté por mi mamá y me hermano y uno de ellos fue quien me dijo que se habían equivoca­do en el operativo y que ha-­ bían matado a mi hermano”, reveló la mujer.

Según contó Mónica, su hermano estaba durmiendo en la habitación, donde ingresaron los policías que, por causas que aún no fueron esclarecidas, acribi­llaron al hombre de ocho ba­lazos en todo el cuerpo, al tiempo que su dormitorio quedó con paredes y mue­bles agujereados por los proyectiles.

“Cuando todavía no sabía qué había pasado y me acerqué al comedor, escuché cuando uno de los policías le decía a otro ‘este no era ca­beza, nos equivocamos. No es el que venimos a buscar’. En ese momento, me di cuenta de que se trataba de un error y habían asesinado a mi her­mano. Ahora quiero la res­puesta del Estado y de quien sea. Igualmente, la vida de Luis no me la devuelve na­die”, declaró la hermana del fallecido, mientras mostraba los plomos de los proyectiles calibre 9 milímetros de los po­licías que quedaron en el pi­so del dormitorio.

La mujer explicó que Luis, trabajaba en un comer­cio de la zona dedicado a la compra y venta de inmuebles y electrodomésticos usa­dos, nunca había tenido pro­blemas con nadie y jamás ha­bía tenido amigos delincuentes.

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