El sistema de subterráneos que administra la firma Metrovías, es uno de los medios de transporte que más utilizan los porteños, mucho se ha escrito al respecto de la inseguridad en las formaciones y estaciones, de hecho todos recordaran la ola de violaciones y abusos sexuales que motivaron la implementación de cámaras de video y en algunas estaciones la instalación de una  oficina de la Policía Federal Argentina.

Si alguien cree que esto mejoro las estadísticas se equivoca, la inseguridad o los hechos delictivos continúan tan vigentes como antes de la implementación de estas supuestas medidas efectivas.

Son miles los damnificados que a diario son víctimas de sujetos que son perfectamente detectables si se quiere, lamentablemente las cámaras de seguridad quizás intimiden a algún degenerado, pero no así a los pungas, que desde que tengo memoria mantienen buenas relaciones con muchos policías para conseguir algo de impunidad.

Mire bien las dos caras de la imagen que acompaña la nota, estos dos sujetos se desplazan en las formaciones acompañados de otros tres más y entre estación y estación, va cambiando de vagón y buscando víctimas. Por esas cosas de la vida este mediodía me toco ser un testigo ocasional de como un grupo de cinco delincuentes subían divididos en las formaciones para hurtar y robar a los pasajeros, algunos que sentían las manos de los sujetos por temor solo miraban y se corrían o bien bajaban rapidamente del coche.

Desde la estación Carlos Gardel hasta la estación Carlos Pellegrini intente en varias oportunidades comunicarme con el Nº *31416 del Programa Tren Alerta y alternativamente al 911, mientras esta gente seguían en la de ellos, ya no es como antes que el punga o los pungas una vez detectados se retiraban .

Al bajar en la estación Carlos Pellegrini, y ver como intentaban robar a un par de ancianos los encare y les pedí que se quedaran quietos mientras otro pasajero llamaba a un par de policías un Sargento y un Agente, enterados de los hechos y reconocidos por los dos de los cinco punguistas, los trasladaron a una pequeña oficina en la que un oficial ayudante se ocupo de identificarlos, pero ante la falta de damnificados, era poco lo que este podía hacer al respecto.

Lo preocupante es lo que el más corpulente repetía, que ellos conocían a los policías de la línea y a los de la brigada, ya que ellos «arreglan» y los dejan trabajar. Esto es un tema que deberían investigar los superiores policiales, las autoridades de Metrovías como responsables de la seguirdad de los pasajeros y la justicia. Mi trabajo hoy, como periodista se limita a informar, a advertir a los lectores, por eso mire bien a estos sujetos porque usted puede ser la próxima víctima.

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