Inflación sin freno: llenar un “changuito» sale 50% más que en Europa

   Las mayores diferencias se dan con Madrid (68% más caro) y Londres (65%). Y por primera vez en 5 años, la canasta cuesta más en Buenos Aires que en Nueva York.

Un relevamiento de un listado de 27 productos de consumo masivo cuesta en Buenos Aires un 8% más que en Nueva York, un 24% más que en París, un 63% más que en Londres y un 68% más que en Madrid. En promedio, el costo es un 50% mayor acá que en las ciudades europeas relevadas.

Se encontró que ese mismo combo de alimentos, bebidas y artículos de tocador vale en comercios argentinos $ 1.289, pero en las metrópolis del «primer mundo» analizadas puede bajar hasta los $ 767, convirtiendo los valores en cada caso según el tipo de cambio publicado por el Banco Nación. Ese monto sumó en la capital española, $ 792 en la inglesa, $ 1.043 en la francesa y $ 1.192 en la ciudad estadounidense.

La comparación se hizo tomando los precios de productos iguales o similares, tanto en cantidad como en calidad, tal como se ofrecen en las tiendas virtuales de las principales cadenas de supermercados de cada ciudad.

Fue esta la primera vez, por ejemplo, que la canasta porteña quedó bien por encima de la de Manhattan: en años anteriores la compra acá y allá salía prácticamente lo mismo. Desde 2015, la brecha también creció levemente respecto de Francia y España. Y en el caso de Inglaterra la diferencia se duplicó (la compra salía 31% más, y ahora 63%), en parte porque la cotización de la libra esterlina todavía no se recupera del bajón que tuvo a partir del “Brexit”.

En la competencia con el exterior, la Argentina quedó como la más cara en productos de todos los rubros, aunque los casos más notorios se registraron en artículos de almacén, bebidas, congelados y procesados de carne.

Destapar una botella grande de Coca Cola sale por ejemplo $ 52 en Buenos Aires, pero en Londres y París vale $ 33, unos $ 31 en Nueva York y sólo $ 24 en Madrid: es decir, menos de la mitad. Con la Pepsi, la relación es de $ 39 en Argentina versus hasta $ 20 de afuera. Un frasco con 100 gramos de Nescafé que en los súper porteños ronda los $ 99 pasa a $ 62 en Gran Bretaña, a $ 57 en Estados Unidos, a $ 55 en España y a $ 46 en Francia. Y el mismo puré de papas Maggi que acá vale $ 38 se vende a $ 26 en España, o $ 20 en las góndolas parisinas.

Similar, un paquete familiar de papas fritas Lay’s cuesta $ 70 cerca del Obelisco, pero se vende a $ 61 cerca de la Estatua de la Libertad, $ 45 en cercanías de la Torre Eiffel y apenas $ 28 en el corazón de Madrid. Si las papas son McCain y vienen en bastones congelados, en tanto, en Europa se compran a $ 43 por kilo, frente a $ 88 de las góndolas «argentas».

 

En otro caso notable, para el desayuno, la caja de Zucaritas Kellogg’s cotiza a $ 70 en las góndolas porteñas, pero llega a $ 45 en las londinenses. Y una bolsa con medio kilo de pan blanco marca Bimbo, a $ 68 en Buenos Aires, vale sólo $ 32 en Nueva York, mientras que en Londres se puede comprar un producto similar por menos de $ 15.

 

¿Cuánto vale una bolsa con 400 gramos de nuggets de pollo? Unos $ 46 en la Gran Manzana y $ 52 en Londres, frente a $ 88 de la capital argentina. ¿Y un litro y medio de agua mineral embotellada? La Villa del Sur está acá a $ 20, el doble que la Evian en París ($ 10) y casi el triple que la Nestlé en Madrid ($ 7,25).

 

En algunos productos de tocador relevados, la Argentina también resultó imbatible, por lo cara. Por ejemplo, en shampoo para bebés ($ 78 acá, $ 44 en Inglaterra) y para adultos ($ 82 acá, $ 59 en New York), en ambos casos tomando la marca líder.

 

En frutas y verduras las diferencias halladas fueron menores: comprar en Europa y Norteamérica puede en varios casos ser más caro. En huevos, casi no hay diferencia. Lo mismo que en lácteos básicos como la leche entera de primera marca, que en Buenos Aires ronda los $ 22 el litro (en versión sachet), igual que en Londres y Nueva York, y menos que en París ($ 27). Aunque en Madrid este producto baja a $ 15. Y si se analizan packs de yogures saborizados, los precios argentinos llegan a duplicar a los extranjeros.

 

Supermercadistas locales culparon a los «altos costos laborales e impositivos», así como a la «concentración» de sectores industriales «formadores de precios». Economistas señalaron, además, que la apreciación del peso frente al resto de las monedas contribuyó a ampliar las diferencias.

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