El agente Adrián Sebastián Gillig nunca más podrá integrar la fuerza ni desempeñar ningún cargo en el Estado provincial. En 2008 mató de un balazo a su compañera María de los Ángeles Quiroga en un crimen a sangre fría.

Un agente de la policía entrerriana que en 2008 mató de un balazo a una compañera de trabajo que le alquilaba una habitación fue exonerado de esa fuerza de seguridad, tras quedar firme la condena de 8 años y seis meses de prisión a la que accedió cumplir en un juicio abreviado.

La medida, tomada por el jefe de policía, comisario Héctor Massuh, establece que el agente Adrián Sebastián Gillig nunca más podrá integrar la fuerza ni desempeñar ningún cargo en el estado provincial.

El 13 de setiembre de 2008, Gillig asesinó en la ciudad de La Paz de un balazo efectuado con su arma reglamentaria a María de los Ángeles Quiroga, quien también era agente de la policía. El hecho ocurrió a casi 180 kilómetros al Norte de la capital entrerriana, junto al río Paraná.

El 12 de marzo de este año, Gillig fue condenado a ocho años y medio de prisión, tras un juicio abreviado. El policía fue condenado por la Sala 1 de la Cámara del Crimen de Paraná a la pena de cumplimiento efectivo, tras un largo proceso judicial en el que los familiares y el abogado querellante, Guillermo Vega, tuvieron que demostrar la falsedad de la versión del acusado, quien sostuvo que el hecho había sido accidental y no un asesinato a sangre fría, como finalmente quedó demostrado.

Quiroga le alquilaba a Gillig una habitación en su vivienda, debido a que eran compañeros de trabajo y se conocían. El día del crimen, la mujer policía regresó a su casa y se encontró con que Gillig se había encerrado en su pieza con su novia, Analía Miño, y que escuchaba música a un volumen altísimo.

Tras las quejas de los vecinos, Quiroga le pidió en reiteradas ocasiones a su inquilino que bajara el volumen del aparato. En el último de los reclamos, el policía disparó desde adentro de la habitación su pistola reglamentaria de 9 milímetros, la bala atravesó la puerta placa e impactó de lleno en la mujer policía. Durante el juicio, Gillig declaró que cuando estiró el brazo para bajar el volumen del aparato, el arma se le cayó y se disparó. La querella demostró en el juicio que el policía demoró alrededor de media hora en calmar a su novia, presa de un ataque de nervios, quitarse la pólvora de las manos y luego llamar a la policía.

Las pericias balísticas impulsadas por la querella comprobaron que Quiroga no murió de un balazo accidental, por lo que Gillig terminó reconociendo su responsabilidad en el hecho y aceptó cumplir ocho años y medio de prisión en la Unidad Penal Nº 1 de Paraná.

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