En julio, cada dos días murió una persona por hechos de inseguridad

En el último mes, hubo al menos 16 víctimas que fallecieron tras sufrir asaltos a lo largo y ancho del país. En junio se registró una violencia similar en delitos contra la propiedad.

Que sea un mal endémico de la sociedad moderna, y sobre todo del continente americano,  no lo hace menos dramático y absurdo. Tampoco es consuelo que nuestro país sea uno de los que menos homicidios cuenta en la región. Es que, como el mes pasado, la inseguridad ciudadana sigue desgarrando a las familias, dejando un dolor difícil de procesar y superar. Quizá mencionar a las víctimas por su nombre, recordar su edad, ocupación y circunstancia de la muerte sirva para acercarse a la dimensión de este drama.  No se puede ni siquiera decir como suele hacerse que esto evitaría que sólo sean una estadística porque ni siquiera eso son: increíblemente, en un país que vive una crisis de inseguridad las autoridades pertinentes no llevan un registro de los casos.

El mes comenzó con el doble crimen de Cañuelas. Marcelo (36) y Leonardo Massa (38), propietarios del supermercado Doña Rosa, fueron baleados el 1º de julio cuando dos asaltantes irrumpieron en el negocio. El mayor de los hermanos murió en el acto por un tiro en el pecho, mientras que el segundo falleció por un disparo en la cabeza cuando era asistido en el Hospital Ángel Marzetti.

Un día después, el joven Cristian Berardi (20) recibió un balazo al encontrarse con dos ladrones que salían de su departamento en el barrio porteño de San Cristóbal. Uno de esos tiros lo recibió en el pulmón y le fue fatal.

El día 5, Luis Alfredo Sánchez (60), dueño de una fábrica de lencería, fue fusilado de un disparo en el cuello por delincuentes que, aparentemente, querían entrar a robar en su casa en la ciudad bonaerense de Monte Grande. Lucas (28), su hijo, fue herido en la pierna durante el episodio.

Andrés Gabriel Epul (17), un futbolista del plantel de la Comisión de Actividades Infantiles (CAI) de Comodoro Rivadavia, fue asesinado el sábado 7 por la mañana de dos disparos en el pecho. El deportista se dirigía a su casa junto a un amigo cuando un vehículo paró para preguntarles el nombre de una calle y si tenían plata. Tras responderles que no, uno de los ocupantes del automóvil saco un arma y le disparó a Epul en la cabeza y el otro en la zona del tórax. No les robaron nada.

El domingo 8, otro joven fue asaltado y acuchillado por cuatro delincuentes, entre ellos tres adolescentes. Nicolás Castillo (18) caminaba hacia una parada de colectivos en la localidad bonaerense de Moreno, cuando fue interceptado por sus asesinos que no llegaron a robarle nada. El mismo día, el jornalero Oscar Darío Sol (54), fue asesinado de tres disparos en Santa Isabel, provincia de La Pampa. Los ladrones robaron 200 pesos y joyas en su vivienda.

Dos días después, el panadero Miguel Martínez (69) fue ultimado por “motochorros” al recibir dos balazos luego de resistirse a un robo en el partido de Malvinas Argentinas. Los delincuentes huyeron en su moto sin robar nada. La víctima murió en un centro médico de Escobar.

El 14 fue asesinada en su casa de Florencio Varela durante un intento de robo Rosalía Lucía Keszler (60), pediatra y militante del partido “Unión Celeste y Blanco” de Francisco de Narváez. Fue duramente golpeada y estrangulada. Al parecer, los ladrones sólo se llevaron un equipo de música.

El lunes 16 falleció una jubilada (85) por un paro cardíaco, luego de un intento de robo en Caseros, provincia de Buenos Aires. Los familiares de la víctima dijeron haber advertido la falta de, al menos, un equipo de música, aunque no descartaron que también se hubiera sustraído dinero. La mujer vivía sola.

Cuatro días más tarde, la tragedia volvió a golpear. Y otra vez Comodoro Rivadavia. El joven cabo Nelson Godoy (24) estaba comiendo en el local de una estación de servicio junto a un amigo, cuando vio que se estaba cometiendo un asalto. El agente logró reducir a uno de los delincuentes. Pero cuando ingresó nuevamente al local, un cómplice le disparó a la cabeza, provocándole la muerte.

El día 21, Rodolfo Aníbal Barbas (24), hermano de un kiosquero, fue asesinado de un balazo en Mar del Plata por un ladrón que gozaba del beneficio de salidas transitorias. Luego del crimen, los vecinos lograron atrapar al delincuente y lo golpearon, hasta que llegó pocos minutos después la policía.

El 24 la inseguridad causó tres muertes. Otro jubilado, Humberto Tucci (80), falleció de un paro cardíaco tras ser asaltado por dos ladrones en su casa de San Miguel, provincia de Buenos Aires. Sin ejercer violencia física alguna contra la víctima, los asaltantes huyeron con un pequeño botín. En Ituzaingó, mataron a puñaladas en su casa al ex comandante del rompehielos “Almirante Irizar”, Vicente Manuel Federici (78). Tras resistirse al asalto, Federici fue ultimado con cortes en el cuello y las muñecas, producto del forcejeo con los delincuentes. Finalmente, un conocido empresario santiagueño, Miguel Sarquís, fue ejecutado a sangre fría de un balazo por dos hombres que ingresaron a robar a su domicilio de la ciudad de La Banda. Los delincuentes, quienes aparentemente conocían a la víctima, se apropiaron de unos 12 mil pesos que iban a ser destinados al pago de sueldos.

Por último, el domingo 29, delincuentes interceptaron el vehículo de Nélida Torres (28), lo acribillaron y la mataron de cuatro balazos en Mendoza. Se desconoce el móvil del crimen, pero según fuentes policiales, los asesinos antes habrían cometido un robo. Dos de los autores del crimen fueron detenidos.

Otros casos resonantes

La opinión pública también se vio impactada por otros hechos de inseguridad que no registraron víctimas fatales. Es el caso de Andrés Cervello (36), un empleado administrativo de San Justo que fue herido de gravedad al ser baleado por tres delincuentes, cuando ingresaba el auto en su casa de San Justo el pasado 9.

Los ilícitos también alcanzaron a funcionarios religiosos y públicos. Al padre José María Vallarino le pegaron un tiro en el barrio porteño de Parque Avellaneda, tras haber sufrido el robo de su auto. La herida en el muslo izquierdo le partió en tres el fémur. Luego, otro sacerdote junto a un fiel fueron asaltados tras la finalización de una misa en una iglesia de Parque Chas. En lo que respecta a los funcionarios públicos, el diputado del FAP, Ricardo Vago, fue víctima de una entradera en la localidad de Moreno, el pasado 24, mientras que Iris Bustos, funcionaria del Ministerio de Desarrollo Social bonaerense, fue secuestrada un día después, donde su chofer fue baleado.

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