El relato de una mujer que espera justicia

Marina-Bénitez-Demtschenko-nota  No soy de publicar sobre mi vida privada. Pero esta vez siento que mi vida puede ser la de muchas. Hace 2 años denuncié a mi ex pareja, de 45 años de edad hoy, y hace 2 vengo luchando porque que caiga el peso de la Justicia sobre quien hace daño. Y por sobre todo, quien hace daño a una mujer. Sebastián al terminar la relación de casi 5 años -y de forma aparente muy respetablemente-, comenzó a hacerse pasar por mi, manteniendo chats privados a a través de una cuenta de Facebook falsa, y lo mismo con Badoo, con hombres primero de mi entorno y luego desconocidos por mi. Los provocaba, les contaba mi vida como si fuera yo, y les mandaba todo tipo de fotos intimas que tenía mías, que habían sido parte de nuestra relación de pareja. Los instaba a hacerme cosas, a cruzarme por la calle y violarme, porque «a mí me gustaba». Los hombres (de toda edad, estado civil, profesión), encantados con ese juego, no dudaron al verme por la calle en interceptarme. En tribunales. En el edificio donde vivo. En un bar. Fueron más de 30 los que me reconocieron. Solo 4 los que tuvieron las pelotas de declarar como testigos. Vivi con miedo, con ira: mi vida había cambiado por completo. Sebastián seguía con estas prácticas. Nunca tuve conocimiento de cuántos fueron realmente los que mantuvieron chats y me vieron desnuda, o simplemente durmiendo. 
Hoy fui a declarar por segunda vez. Interviene la Ufi 11 del departamento judicial de La Plata y a cargo del Fiscal Álvaro Garganta. Estoy con esperanzas que finalmente se lo procese por amenazas coactivas. Sigo la causa de cerca. Estudio a diario casos similares al mío. Me he dedicado los últimos 4 años a la especialización en Delitos Informáticos. Mi formación con perspectiva de género me permite ver que es VIOLENCIA DE GÉNERO. Si no habría sido mina, gran parte de este tremendo tramo de mi vida, habría sido un chiste. Pero la mitad de los hombres que fueron engañados han intentado contactarme posteriormente aún sabiendo que yo había sido una víctima. Y el imputado, descansa tranquilo sabiendo que seguro no pase a mayores. Pero se equivoca. Elegí la vía de la Justicia porque es en la que aún a pesar de todo, creo. Logré un allanamiento, le sacaron 4 computadoras, cámara de fotos, archivos de todo tipo, 8 teléfonos celulares y un arma sin habilitación. 
En este momento me encuentro esperando que la Justicia vea la gravedad de cagarle la vida a una mujer, de exponerla y de intentar que se desangre en angustia. Para que mi caso sea el primero de muchos. Para que el código penal sea duro sobre los que dañan en serio. Para que nos sintamos protegidas por leas autoridades, aún entre tanta violencia a diario. Y por sobre todo, para que la frase que tanto nos rasgamos las vestiduras de compartir y gritar, opere en serio. NI UNA MENOS. Ni manipulada, ni violentada, ni agredida, ni humillada, ni cosificada, ni muerta.

 

Marina Benítez Demtschenko

Abogada

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