El intendente de Avellaneda hace campaña con la inseguridad

   Jorge Ferraresi, ha escogido la peor de las opciones para hacer campaña política, la inseguridad, porque hacer una campaña basado en la seguridad es una cosa, pero cuando a diario en el municipio los vecinos refieren hechos de inseguridad, no tomar medidas es además de negligente un acto criminal.

Sin llegar a las cifra de muertos que suman los partidos de Lanús, Lomas de Zamora y Quilmes, Avellaneda no es un municipio libre de otros delitos, las entraderas, el robo de vehículos, la presencia de motochorros, sigue siendo un problema sin resolver.

Mónica Ghireli ha llevado una regular gestión como subsecretaria de seguridad, tal vez su mérito ha sido el de aguantar algunos escenarios criticos, pero su imagen es mala entre los vecinos y las reuniones de seguridad que ha organizado el municipio para hacer política en lugar de escuchar a los vecinos, son un contra peso más.

La designación de Ghirelli como candidata en la lista de concejales generó un gran revuelo y descontento incluso entre los propios, pero tal su costumbre Ferraresi impuso su deseo.

Si bien las reuniones son una vergüenza, también son un fracaso, si se descuenta de los presentes a empleados municipales y militantes, muy pocos también, nos quedan 5 o 7 vecinos, es decir, se gasta dinero en reuniones inútiles y poco provechosas.

Ya ni siquiera cuentan con la fuerza de militantes apoyando en las redes, por eso de que sin dinero no hay militancia, algo que diferenció al kirchnerismo del peronismo y mucho más del PRO.

El intendente desperdicia, por su propia torpeza, de estar rodeado de aduladores e ignorantes una posibilidad «de oro» que es capitalizar el reclamo de los vecinos sobre la inseguridad, no hacer nada coherente, tomar distancia de los reclamos y el dolor de los familiares de víctimas es demostrar que no se gobierna para los vecinos y que solo importa la política como herramienta de progreso personal.

Así como le importa un pepino al intendente el tema de la falta de ambulancias, pero no dejan de cobrar por emergentología, dinero que vaya uno a saber en que cuentas termina, tampoco demuestra voluntad por mejorar la situación actual.

Conclusión, dan asco, deberían sentir vergüenza al mirar a sus hijos, no se puede gobernar de espaldas al dolor de la gente.

 

Por Marcelo Ricardo Hawrylciw

 

 

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