Dictan la prisión preventiva a la ladrona de bancos más joven de la historia

Dalma Luna tiene 19 años y participó en dos golpes  entidades bancarias en doce días. Para su madre, su novio «la metió en las drogas y el delito». Una historia de deseos y frustraciones que se repite en varias chicas de bajos recursos.

Las imágenes de la cámara de seguridad del banco Credicoop, de la calle Estrada, en Villa Maipú, mostraban a una joven de pelo recogido, una campera con capucha estampada con estrellas de color fucsia, un jean gastado, y un par de zapatillas impecables, de esas que cuestan cerca de 500 pesos. No ocultaba su rostro con un pasamontañas. Y ni siquiera se había tomado el trabajo de quitarse los dos piercing negros que lucía en los dos extremos de su labio. De su hombro no colgaba una cartera sino una escopeta Itaka Maverick 12/70 como las que usa la Bonaerense.

Dalma se encuentra detenida desde el martes en que asaltaron la sucursal de San Martín del banco Provincia, en la brigada femenina de San Martín. Y el Fiscal Rubén Moreno, que investiga  la causa fue quien solicitó su prisión preventiva, la cual fue aprobada por el Juez de Garantías Lucas Oyhanarte del Departamento Judicial de San Martín.

Si bien algunos medios seguran que no existen antecedentes de este tipo de delitos por mujeres jovenes y en ese sentido citan al Comisario General Salvador Baratta, jefe de la Superintendencia de Coordinación Operativa, y uno de los miembros de la plana mayor de la Bonaerense con más años de servicio.

Lo cierto es que las mujeres jovenes e incluso menores, cada día se involucran más en los delitos, influenciadas por personas mayores o bien por el deseo de poder acceder a los bienes que con un sueldo laboral según sus capacidades no podrían acceder.

Dalma no tiene antecedentes penales. Es la primera vez que está involucrada en un delito, y lo habría hecho motivada por su último novio y uno de los cuatro hombres que este miércoles coparon el banco Provincia y después se tirotearon con la Policía: Diego Cabrera, un joven de 29 años con un pasado distinto, y al que conoció en el complejo habitacional de Villa Zagala.

Ella es del Monoblock 5, y hasta el día de su detención vivía con su mamá y su hermana. Diego, que recibió un disparo en la cabeza durante el tiroteo con la Policía y se encuentra en estado vegetativo en el hospital Thompson de San Martín, vivía en un departamento de la Escalera 2 “B” del módulo 1. Se conocían del barrio pero hacía poco más de un mes que habían empezado a salir.

Según contaron sus padres a los medios de prensa, el noviazgo coincidió con su incursión en el mundo del delito. El viernes 2 de julio, Dalma participó en el asalto al banco Credicoop de la calle Estrada, en Villa Maipú y doce días después, vació las cajas de la sucursal del banco Provincia de San Francisco, esquina Saavedra.

Según se desprende del análisis de las cámaras de seguridad, en el primero de los hechos que se le imputa Dalma tuvo un rol secundario: custodió el ingreso y egreso de los clientes. Después se mostró mucho más activa: entró con la misma escopeta, encañonó a los cajeros y llenó de billetes la mochila que llevaba en la espalda.

Antes de conocer a Cabrera, el presunto líder de la banda y el hombre encargado de cronometrar los asaltos (el primero duró apenas 26 segundos y el segundo casi un minuto), Dalma trabajaba como recepcionista en una agencia de remises de Villa Zagala. Se cansó –cuenta su familia– porque su sueldo no era suficiente para costear sus gastos. No eran muchos. Pero para ella la diferencia era importante.

Para los padres de Dalma, el destino de su hija cambió desde el momento en que ella decidió encarar una relación sentimental con Cabrera. José Luna, su papá, admite que Dalma “no” es inocente. “Se que mi hija participó en muchas de las cosas que se dicen, pero ahora sólo espero que el camino que tenga que recorrer lo haga de la mejor forma posible”, augura buscando reparar el dolor y la impotencia que por estas horas lo invade.

Dalma no es una chica muy diferente a otras por lo que el peligro de que una joven se vuelque al delito es algo latente, cuando Dalma tenía tiempo libre y algunos pesos iba con sus amigas al ciber a chatear o actualizar su perfil en el Facebook.

Diego, que a diferencia de Dalma tiene antecedentes en los departamentos judiciales de San Isidro y San Martín por delitos contra la propiedad y robo de autos, demostró que no era un experto en la materia, a pesar de su perfil de “maestro”. En la alocada huida, recibió un disparo en la cabeza que lo dejó al borde de la muerte. Desde el martes está internado en el hospital Thompson de San Martín con un pronóstico para nada alentador.

Dalma fue más viva. Cuando escuchó la sirena del móvil policial descartó la escopeta en el interior del banco, se subió al Fiat Palio que esperaba en la puerta y apenas se bajó comenzó a caminar como si no conociera a los cuatro hombres que habían asaltado con ella el banco. Cuando comenzaron los tiros Dalma se quedó quietita en la vereda.

“Me quisieron asaltar”, adujo apenas se callaron las armas, y mientras su novio permanecía inmóvil en medio de la calle. Se mostró fría y calculadora ante la Policía. Pero su versión se desmoronó como un castillo de naipes cuando la Policía abrió su mochila y descubrió que llevaba los cerca de 10 mil pesos que se habían robado del banco.

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