Denunciaron graves condiciones de detención en la alcaidía porteña

Unidad-28-SPFLa denuncia fue hecha por un grupo de fiscales, que indicaron que en la alcaidía de Tribunales hay hacinamiento, cucarachas, faltan colchones, comida, falta de duchas en el sector de mujeres y relataron que una detenida fue hallada prácticamente desnuda.

«Estoy acá, en el sarcófago, ni aire tengo, parecen nichos»,  dijo un preso durante una recorrida que hicieron representantes del Ministerio Público, en tanto que otro afirmó: «Somos cinco y tenemos un solo colchón, dormimos en el piso rodeados de mugre».

El informe, publicado en la página de la Procuración General de la Nación, derivó en que la Corte Suprema de Justicia pidiera al Servicio Penitenciario Federal, el 24 de septiembre, que mejoraran las condiciones y que los detenidos no pasen más de una noche allí.

La inspección en la Unidad 28 la realizaron hace un mes el titular de la Procuraduría contra la Violencia Institucional (Procuvin), Abel Córdoba; los fiscales de Ejecución Penal, Guillermina García Padín y Diego García Yomha; y el fiscal de instrucción Sandro Abraldes, entre otros.

La alcaidía se divide en tres sectores: el de hombres, el de mujeres y el de celdas individuales.
El grupo que ingresó a la zona de aislamiento individual de hombres observó que «las celdas no tienen ventilación ni luz natural ni artificial, ni tampoco baños ni sanitarios en su interior» y que sólo poseen un camastro de material, pero no tienen colchones ni mantas o ropa de cama.

Además, los fiscales constataron que «las celdas individuales son extremadamente pequeñas», de 0,90 por 1,5 metros, y que considerando el camastro ocupa 0,50 metros, apenas quedan 40 centímetros para que la persona se desplace, con el agravante de que permanece todo el día allí encerrada, sin realizar ningún tipo de actividad ni recreación y prácticamente inmóvil.

Además de calificar a las celdas como «sarcófagos», los presos denunciaron que no les proveen papel higiénico, desodorante, cepillo de dientes, pasta dental ni toallas.

Los fiscales también fueron al sector de Pabellones Colectivos, donde consideraron que el hacinamiento es «crítico», ya que el espacio disponible para cada detenido es de 1,20 metro cuadrado y no pueden acceder a ningún tipo de patio o ambiente diferenciado.

Al igual que en las celdas individuales, todas las personas detenidas tienen que dormir sobre un banco de cemento o en el piso, y tampoco poseen colchones ni mantas.

La comitiva asentó en un acta que “la ventilación es inexistente y que se dificulta respirar en virtud de la humedad reinante que se incrementa por el uso de la ducha, que al igual que el mingitorio y el inodoro no tiene la más mínima privacidad”.

Los detenidos también se quejaron de que pasan hambre en el lugar, que “el mate cocido es asqueroso”, y que sólo les habían entregado 18 panes pequeños para los 22 presos, lo que provocó discusiones sobre quién comía y quién no.

En el sector de mujeres hay un solo sanitario que no prevé condiciones mínimas de intimidad y reserva; y que a su vez cuenta con un solo inodoro pequeño en pésimo estado, que pierde agua por la parte inferior y emana un fuerte y desagradable olor.

Al momento de la inspección dos mujeres se encontraban detenidas en las celdas individuales, una estaba embarazada y la otra con lesiones recientes de arma blanca originadas en su lugar de alojamiento del complejo penal de Ezeiza.

Las celdas también presentan allí dimensiones muy pequeñas, de 1 por 2 metros aproximadamente, dice el informe, lo que las hace sumamente incómodas en cuanto carecen de luz natural, agua, ventilación y mobiliario.

En una celda colectiva, había ocho mujeres que contaban sólo con dos colchones para dormir en el piso, por lo que cuatro lo hacían allí y el resto en cuatro bancos de cemento.

Según refirió el personal penitenciario, la ducha del baño no funcionaba allí desde hacía mucho tiempo, lo cual derivaba en la imposibilidad para las detenidas de bañarse y/o ducharse, aun cuando varias mujeres permanecen allí alojadas durante días.

Los fiscales dijeron que durante todas las entrevistas pisaban y ahuyentaban cucarachas que circulaban por sus alrededores y casi todos los detenidos denunciaron malos tratos de los policías que los habían detenido.

Una mujer, por ejemplo, llegó a la unidad sólo con una remera, sin pantalones, calzado ni ropa interior y quedó en esa situación de humillación durante varias horas hasta que la Procuvin le compró una muda de ropa que fue entregada a la detenida, quien al vestirse manifestó: “Ahora me siento persona”.

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