Denuncian abandono y extrañas muertes en el Hospital Borda

  Desde la ONG Proyectos Solidarios, dedicada con gran esfuerzo a la asistencia y acompañamiento de los internos del Hospital Interdisciplinario Psicoasistencial José Tiburcio Borda, denuncian el estado de abandono de los pacientes y extrañas muertes que nadie tiene interés en investigar.

El conocido nosocomio ubicado en el barrio de Constitución en la calle Dr. Ramón Carrillo 375 de CABA, fue en sus inicios un hospital modelo con jerarquía internacional incluso hoy día los estudiantes de medicina estudian con material que dicho establecimiento posee, llegó a tener 6000 pacientes a fines de la Segunda Guerra Mundial y hoy cuenta con menos de 1000 teniendo miles de pacientes ambulatorios. Si bien el Congreso Nacional votó una Ley de Protección de la Salud Mental en el año 2010, que generó fuertes criticas por los cambios introducidos en ella, donde el objetivo era que se adapten a niveles fijados en normas internacionales de salud todos los hospitales psiquiátricos del país, y se prohíbe la creación de nuevas instalaciones de ese tipo a la vez que promueve el tratamiento de los pacientes con desordenes mentales vía externación y en subdivisiones psiquiátricas de Hospitales Públicos Generales.

Se informó que los derechos de los pacientes estaban garantizados, allí viven son sujetos de derecho y por lo tanto deben ser garantizados sus derechos, destacando su identidad e individualidad.

En la practica el Borda ha sido objeto incluso de peleas políticas por las intenciones de aprovechar su terreno para emprendimientos privados con la excusa de la baja población, la limitación de construir nuevos hospitales psiquiátricos trajo también la consecuencia de no recibir nuevos internos, con esto, para decidir el futuro de las instalaciones había que relocalizar a los pacientes o esperar a que estos ya no estén.

Si bien el alojamiento y la situación de los internados siempre fue cuestionada por la falta de atención, de tratamientos efectivos y otras cuestiones como condiciones de salubridad, limpieza y alimentación, todo se agravó en los últimos años.

Antes el deterioro evidente de muchos pacientes a los que nadie visita, uno ONG de Avellaneda, Proyectos Solidarios, puso entre sus actividades la recolección de donaciones para los pacientes y lo más importante, compartir tiempo con ellos los días domingo o en actividades especiales, el noble gesto nunca encontró apoyo institucional y de las autoridades del hospital, por el contrario, existieron y existen trabas a su trabajo, más aún, algunos de los miembros fueron denunciados y se les inició una causa penal por difundir la realidad del lugar y el maltrato diario a los pacientes, siempre aclarando que hay personal que no participa, pero no pueden denunciar por el temor a perder su trabajo, así, con el miedo y las amenazas se trata de tapar una realidad que duele.

Hoy el Ministerio de Salud de la Ciudad de Buenos Aires está conducido por Ana María Bou Pérez, según informa el Gobierno de la Ciudad, la misma tiene su oficina en la calle Monasterio 480 piso 1º, teléfono 4123-3202, mail institucional abouperez@buenosaires.gob.ar, y según su escaso C.V público es médico especialista en medicina Geriátrica y Sanitaria egresada de la UBA y sus antecedentes como médica son la subdirección del Hospital Ramos Mejía.

La ministra tiene una particular visión de algunas realidades que preocupan a los argentinos, por ejemplo cuando cinco jóvenes murieron en la fiesta electrónica de Puerto Madero, esta aseguró que habría que debatir la despenalización de las drogas sintéticas y aunque no precisó que ONG o países tienen esta legislación, lo cierto es que no todo lo que funciona en el exterior puede funcionar con éxito en el país, de ser así, seguramente podríamos comparar el tratamiento de los pacientes en miles de hospitales del mundo, con las deficiencias de los hospitales de la Ciudad.

FRANCISCO ROBLES

El caso que motiva la nota es el fallecimiento de Francisco Robles, un paciente al que la ONG venía conteniendo desde lo afectivo y para el cual se estaba difundiendo la búsqueda de familiares, también preocupaba el estado de salud del mismo, cada vez más deteriorado, la ONG había conseguido una silla de ruedas digna para Francisco, pero extrañamente desapareció.

Todo fue poco y tarde, los que conocimos el caso de Francisco gracias a la difusión de Silvia Martinic y el resto de los colaboradores no pudimos saber por qué cada vez estaba más enfermo, por qué no se lo interno en un lugar adecuado para tratar su salud, quién le robo su silla, quién es el médico responsable de su seguimiento, qué hizo el defensor de incapaces que estimamos sabía de su existencia, muchas preguntas que no deben quedar sin respuesta, habrá quienes se consuelen pensando que ahora Franciso tendrá paz, pero la realidad es que quedan muchos Franciscos que siguen padeciendo un infierno.

Acá no importa la política, ni la herencia, ni nada, hay un ciudadano que se murió en un hospital público, hay un Estado que no controla, que aparentemente toman las decisiones muy cómodos desde el sillón de un despacho sin ir a ver la realidad, mucho timbreo y paseo por los negocios, pero señores, esa gente también existe y si bien para ustedes no son un voto, sepan que los que nos resistimos a callar estas cosas sí votamos. ¿Dónde están los magistrados de nuestra Nación?, bajanse de una vez del pedestal donde se autopusieron y hagan cumplir la Ley, hagan respetar los Derechos Humanos.

Parece que solo existen los Derechos Humanos de distintos sectores según la agenda mediática, pero no hay Derechos Humanos de segundo orden, la sociedad considera que los delitos de lesa humanidad, la tortura es una aberración, pero se olvidan que muchos de los pacientes psiquiátricos han sido y son sometidos a los tratos más aberrantes e indignantes que puede parecer un ser humano, con el agravamente de que por su condición no pueden decir yo fui víctima, pedimos una sociedad menos violenta y nadie mira esta realidad que es violenta, pero peor aún impune. Incluso muchos se convocan para protestar por violencia a los animales, lo cual está muy bien, pero hacen silencio ante esta barbarie.

Por Marcelo Ricardo Hawrylciw

 

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